Rientro in Carcere

No me preguntéis qué siginifica ni si viene a cuento, aquí estoy, escuchándola, quitándome el mono de escribir después de haber hecho un poco de limpieza y de haber devuelto un poco de orden a esta vuestra casa, que estaba que no la reconocía ni la madre que la parió. Bien, a lo que iba. Desde que me llamaron irrespetuoso por dedicarle unas líneas con respeto y esmero al bueno de Pat Symonds, no me encontraba con ánimos de apuntarle con dedo acusador por el qué dirán, pero después de lo visto en el G.P. de Inglaterra creo que toca hacerlo porque ya no caben excusas ni paños calientes con él.

Como bien sabéis, no anda mi ornitorrinco para muchos trotes, y me fastidia por lo que he apostado por él y porque su estado delata que en Renault ocurre algo que no trasciende pero que está ahí, agazapado detrás de la sonrisa de Fernando. El trasto apenas ha evolucionado, y si lo ha hecho no ha sido de la manera correcta. Voy más lejos, pues para ser exactos, dudo incluso de que haya involucionado al estilo McLaren (que ya sería algo), porque sencillamente parece que ni lo han tocado. Con razón decía el asturiano que se se había dedicado a correr más por diversión que por otra cosa…

En esta tesitura, mamoneos como los habidos en el muro fracés el sábado y domingo pasados deberían escocer, aunque la cosa me pilla a desmano y prefiero quedarme tal cual estoy, lo admito, si acaso me apetece reírme un rato, y más después de haberme bañado esta misma tarde en la estupenda reflexión que hizo MAG anteayer en su blog. Sintetizando, que es gerundio y hay prisa: la cagada del fin de semana no tiene ningún sentido, se mire por donde se mire, y como decía al principio, Pat ya no tiene excusas a las que recurrir para escurrir el bulto, porque si ya había sido el culpable directo de un par de errores que han costado puntos, con un coche empequeñecido por falta de recursos o ganas, lo de Silverstone resulta una broma de pésimo gusto no apta para ulcerosos.

Y aquí está el quid de la cuestión, porque si lo único que es capaz de poner Renault sobre la mesa, cuando se está a punto de cruzar el ecuador, son estrategias creativas, o de medio pelo, que pasan por engañar al piloto, dan ganas de dar un sonoro portazo y mirar para otro lado, con el permiso de Max, of course!, que a lo peor se pone más duro todavía y te mete un pleito por hacerlo sin consentimiento.

En fin, sí, ya sé que lo de la máxima expresión del automovilismo deportivo se ha quedado en un señuelo demasiado holgado en cuanto a la F1 de 2009 se refiere, pero lo uno no quita lo otro. Se está o no se está, y si se sigue estando, como parece, justo sería que se participase haciendo honor a los colores que se defienden y a los miles de aficionados que los siguen a lo largo y ancho del mundo, por decoro y por no mencionar el respeto que se debe al sueldo que se cobra a fin de mes. Y si uno está mayor para tomar decisiones sin que le tiemble el pulso, o simplemente ha dejado de ser el mejor en su labor, convendría que recapacitara si debe continuar o no en el cargo, porque de su respuesta dependen demasiadas cosas.

Pat está cansado o desmotivado, o ambas cosas a la vez, y la verdad es que me da un poco lo mismo, pero si con un coche medianamente preparado su merma de aptitudes suponían un grave riesgo, con un R29 en franco declive el asunto supone un abono completo para el desastre más absoluto, porque lo único que nos hacía falta ahora era que el Nano dejara de sentirse seguro y arropado.

¡Flavio, mueve ficha o no vuelves a verme el pelo por tu bareto!