El poli bueno

Andaba con ganas de meter mano a la extraña posición que mantiene Bernie Ecclestone en los últimos tiempos, cuando esta mañana me he topado con una estupenda reflexión de Carlos Barazal sobre lo sucedido ayer entre la FIA y la FOTA.

Conocemos a Bernie, y conociéndolo, yo no diría que está casado con nadie (de hecho está divorciado, aunque me refería a otro tipo de matrimonios). En este orden de cosas, y puesto que la FOM (empresa dirigida por él) y la FIA son en el fondo las dos caras de una misma moneda, podríamos afirmar sin titubeos que todo paso dado por Max Mosley tiene el consentimiento de Ecclestone. A colación de lo dicho, es público y notorio que la FIA lleva meses dando qué hablar y machacando a la FOTA (constructores), con intromisiones ridículas o con decisiones cuando menos grotescas, y a tenor de todo esto, es posible dar por sentado que Bernie ha facilitado la labor, bien instigándola directamente o bien respaldándola sin paliativos. Llegado aquí, como he dicho más arriba, me preguntaba hasta qué punto es lógico el comportamiento de Bernie, pues si lo racional habría sido templar los ánimos desde un principio para lograr consensos amplios que facilitaran la viabilidad del negocio, nos encontramos con que Max parece un enloquecido ejerciendo de dictadorzuelo con el apoyo de su compatriota. No me cuadra. Ni Bernie es tan estúpido como para poner en riesgo sus intereses por cuatro chorradas, ni estos cuadros tan barrocos que se están originando pueden tener una lectura tan simple.

El caso es que después de contestar a Charly resaltando que el gran beneficiado de todos estos embrollos sigue siendo el pacificador (Bernie, of course), que ve reforzada su postura en cuanto hay tiranteces, y que muy bien puede estar colocando a Max al borde del precipicio para asegurar la continuidad de su poder con quien sea que salga elegido para la presidencia de la FIA en las elecciones a celebrar en octubre próximo —una vez que Mosley caiga por su propio peso, y el de su inacapacidad supina—, me ha dado por recapitular algunos hechos pasados por ver si bajo la nueva perspectiva encajan mejor que ahora, encontrándome de cara con Jean Todt.

Si hace unos días presumía que las formas de Ferrari ante la FIA suponían un simple farol, tras observar el derrotero que han tomado las cosas en las últimas horas, me refuerzo en mi idea original, porque de ir en serio lo más sencillo habría sido dar el portazo ante el enésimo ejercicio de prepotencia de Mosley. Contra todo pronóstico, La Scuderia (en solitario, lo recalco) ha optado por la vía judicial mientras en la FOTA se sucenden los amagos y los posicionamientos (Williams se ha desmarcado, aceptando el tope presupuestario), y si no me equivoco ha sido así porque la de Maranello no buscaba romper la baraja como intuíamos, sino encontrar tiempo para que su alternativa a la Presidencia de la Federación Internacional del Automovilismo vaya tomando posiciones hasta resultar una opción clara, viable, y con suficiente consenso.

No nos extrañe pues que en breve surja la voz de Jean Todt llamando a la calma y que Bernie muestre públicamente que Max ya no es su tipo.