Huele a chamusquina

Si no fuera porque todos los nombres barajados como interesados en entrar en la F1 son amiguetes, colegas, compatriotas del dúo dinámico, hasta me habría tomado en serio que existe un interés real por hacerlo. Por si la cosa no destilase suficientes aromas extraños, los propuestos y conocidos (Max dice que hay más), coinciden en estar locos por utilizar propulsores Cosworth (God save the Queen!), y en estar como unas pascuas ante un límite presupuestario que no da ni para pipas, tanto que hay un montón de apartados de gasto que no están contemplados y que aumentarían la cifra, y bastante.

Conociendo a Bernie y a Max, el asunto no debería pillarnos de nuevas, a fin y a cuentas consiste en remover un poco el río de la FOTA para pescar algunos peces; y si no pican, que no han picado (alguno ni ha contestado), se señala hacia otro recodo donde se dice abundan los salmones, o lo que se tercie, con tal de justificar que ellos sigan pescando, que es de lo que se trata.

¿Qué tenemos? Pues nada. Aparte del bochornoso espectáculo que nos dispensó en el día de su presentación USF1 (hoy USGP), ahora sale a la palestra Lola, incluso Lola-Aston Martin (trabajan juntos para Le Mans), o Aston Martin sola, y aquí surge de la nada David Richards, quien después de abandonar el Mundial de Rallies (Subaru) y haber hecho de las suyas en F1, afirma ahora rotundo: «Somos muy serios respecto a entrar a la F1 en 2010…», y todo esto en unos pocos días, vamos, perdiendo el culo por estar presentes, aunque sea como atrezzo, como cobertura legitimadora en la vista que se está celebrando hoy mismo.

Leía anoche a Carlos Barazal, en GPA, comentar que a la FIA se le había echado el tiempo encima a la hora de preparar convenientemente la discusión del fondo y la forma de una supuesta reducción de costes que tiene hoy su fecha límite, y me visitaron viejos fantasmas, los mismos que hace algo más de un mes anunciaron un campeonato por victorias por el artículo 33 a pocos días de comenzar la temporada, sin tener en cuenta la propuesta de los constructores, precisamente. Los mismos que en otoño pasado auguraban tiempos tormentosos, llevándose por delante a la ingenua Honda. Los mismos que diciendo digo han acabado siempre diciendo Diego, e imponiendo sus reales.

Y es que en estas guerras que se traen y llevan los unos (FIA y FOM) y los otros (FOTA), y con asuntos pendientes, todavía, como el del abono de los derechos de televisión y la discusión de su reparto, que los primeros saquen de la chistera tanta artillería de cartón piedra para doblegar la razón de los segundos, me huele a nuevo pucherazo, a nueva cacicada con el apoyo de un ejército de apariciones caseras, controlables, y que encima no asumen ningún riesgo porque todo lo fían a muy largo, a demasiado, y siempre por el bien de nuestro amado deporte, of course!

Lo siento, pero me huele a chamusquina y de las feas. ¡Ojalá me equivoque!