Por cambiar

Ando un poco hasta aquel sitio con el asunto de las presentaciones porque tengo la extraña sensación de que todavía no estamos viendo los coches reales que correrán en apenas dos meses y porque el trabajo comparativo que acarrean, no sé si valdrá de algo. Y por quitarme la mosca de la oreja, me apetecía cambiar un poco de tercio, y qué mejor que retomar el asunto de los dorsales que hace un par de semanas publicó la FIA.

El caso es que lo de los números que llevan los monoplazas me pilla a contrapié, lo reconozco, porque con el tiempo me he acostumbrado a reconocer los vehículos por su decoración, y a los pilotos por su casco.

Dicho esto, tengo que decir en mi descargo que la culpa la ha tenido la moda de poner los números chiquititos o en lugares impensables.

Olvidada la época en que iban donde tenían que ir: en el morro y en los laterales, como Dios manda, la abundancia de derivas, chimeneas, flaps, y chuminadas varias, han ido desterrando los dorsales a donde venía más a mano situarlos, de suerte que resultaba una auténtica hazaña localizarlos entre tanto aderezo, por no hablar de lo complicado que era vislumbrarlos entre la maraña de colorines y letras que cubren la piel de los coches.

Sea como fuere, la FIA ha tenido a bien redistribuir la parrilla, de forma y manera que a Fernando Alonso le ha tocado el número 7 (con este dato ya tengo bastante), pero como no puede dejar de ser la FIA que todos conocemos, a mi Felipe le han dado el 4, cuando le correspondería el 3 (en Ferrari sabrán cómo va el reparto, que yo no tengo ni idea), lo que ha originado un pequeño tumulto cuando el brasileño probó el nuevo F60 en Mugello con dorsal supuestamente equivocado y a colación surgieron algunas voces advirtiendo que llevaba el coche de Kimi (¡sacrilegio!).

Como la sangre no ha llegado al río (no podía llegar), y el paulista ha dicho que le importa un pimiento qué número tiene que llevar en 2009, lo mejor es que dejemos el asunto tal cual está, porque lo reseñable es el tamaño que se han cascado en McLaren para recalcar que Lewis Hamilton I lleva el 1, cosa que me ha hecho pensar en que esta temporada que se abrirá dentro de muy poco, la FIA (y su sombra Ecclestone), han repartido los dorsales de forma demasiado pedagógica, otorgando a cada equipo la pareja de números correspondientes al lugar que ocuparon en la general de constructores de 2008, excepción hecha de Ferrari y McLaren, por aquello de respetar el puesto logrado por el primer manús de la de Wocking en el Mundial de Pilotos. Vamos, que cualquier lego en la materia, viendo los benditos numeritos, podrá hacerse una idea de quién es el mejor, quién el último, quién anda por el medio, y esas cosas tan tontas con que se entretienen algunos mientras disfrutan de un espectáculo que les es totalmente ajeno.

Y es que este año, me temo, los padres de la patria han comenzado a sentar las bases del criterio con que los nuevos mercados, recién abiertos y todavía inexplorados, podrán ir acercándose poco a poco a nuestro amado deporte, toda vez que América y su larga tradición han sido borrados del mapa y poco a poco en Europa se van eliminando del calendario las pocas pruebas que aún quedan.

Bien mirado, con números claros y de buen tamaño, y con un poco de iluminación artificial, cualquier asiático comprenderá rápidamente que el McLaren que luce el 1 lleva sentado en su asiento al mejor piloto del mundo… ¿No se trataba de eso?