Love is a losing game

Llevo días carreteando por la pista sin lograr alzar el vuelo. Sé que lo habéis notado, está en el precio; mi amigo Omar, mi gurú bloggero, (Paco me hace las veces de mecánico), me lo dijo al comienzo de todo esto: «lo bonito de un blog es que a su autor se le acaba viendo», así que lo tengo bien asumido.

A lo que iba, que siempre me tiran los cerros de Úbeda. Ando más anclado en el pasado que en el presente, y un poco levantisco, porque la actualidad seria me da grima y la deportiva me produce abundantes reparos, cuando no vértigo, y por encontrar un poco de alimento que compartir con vosotros me he puesto a buscar material sobre Kimi, por ver si localizaba algo con que argumentar algo (la redundancia es obligada), y sólo he encontrado debates estériles y opinones dispares sobre su desigual comportamiento en 2008.

¿Quién es Kimi? ¿Adónde va Kimi? ¿Qué será de Kimi?

Lejos de las cifras y estadísticas que me aburren (Charly, lo siento, pero me aburren un rato), hay ciertas circunstancias que o no son apreciadas en lo que valen o simplemente se han despreciado a la ligera, pero que me parece importante tenerlas en cuenta, porque a mi modo de ver colocan al finlandés errante en una encrucijada que se me antoja de difícil solución.

Vaya por delante que Raikkonen me gusta, y mucho, porque lo considero el piloto más fino y veloz de la actual parrilla cuando las cosas le van de cara, aunque lo veo demasiado permeable y sensible a los problemas. Sea como fuere, llegó a Ferrari para cubrir el hueco de Michael Schumacher como primer piloto, y entre que le costó lo suyo pasar de los Michelin a los Bridgestone, que le quitaron el fondo plano móvil, y algunas otras zarandajas, la temporada 2007 no fue nada impresionante que digamos (aunque hay disensiones al respecto, creo sinceramente que Fernando hizo de quinta columna en McLaren a partir de Hungría, y como Massa se portó como un machote en Interlagos, entre unas cosas y otras Kimi se encontró con el título casi de bruces).

2008 suponía la reválida (en esto está casi todo el mundo de acuerdo), y si el notable del año anterior había sido un poco ramplón (es mi opinión), la nota para la sesión recién terminada no llega ni siquiera a aprobado, y en esto no estoy solo. Problemas, problemas y más problemas que han definido una temporada errática, nada acorde con lo que supone la defensa de un título mundial a lomos de un Ferrari.

Llegados a este punto, y sin tirar de estadísticas ni frías cifras, el panorama se presenta bastante lóbrego para Iceman, y lo digo porque si en 2007 sólo tenía que luchar con los McLaren, y triunfó por los pelos, en 2008 se ha visto obligado a luchar contra Hamilton y su propio compañero, doblando la rodilla ante ambos; y lamentablemente 2009 amenaza con que el liderato de Ferrari haya podido pasar a manos de mi Felipe, con que Hamilton pueda defender su título con uñas, dientes, y la ayuda de Kovalainen, con que Fernando Alonso pueda disponer de un buen coche, y con que un tal Kubica pueda optar al Mundial con la ayuda de su escudería.

No quiero ser agorero, pero veo a Kimi demasiado solo y vulnerable, y demasiado alejado de esa senda suave donde se desenvuelve a las mil maravillas. ¡Ojalá me equivoque!

Os leo.