Mis conclusiones [Toro Rosso]

Si el chasis Red Bull cliente actualizado, y el motor Ferrari cliente actualizado, hubieran llegado a manos de Toro Rosso a principios de temporada, muy posiblemente el equipo habría superado en la general a Toyota, pero no ha sido así y hay que conformarse con quitarse el sombrero ante la que ha sido, a mi modo de ver, la escudería revelación de la temporada 2008.

En mi comentario de marzo pasado, incautamente incluía a Toro Rosso entre los equipos comparsas con aspiraciones de terminar carreras y poco más; así, el equipo que había sido designado por Red Bull (propietario hasta este final de año del 50% del accionariado) para suplirla en funciones de espectáculo y publicidad, comenzaba a correr por los circuitos de la sesión sin mayor pena ni gloria, excepción hecha del 7º puesto logrado por Sebastien Bourdais en la caótica prueba de Melbourne, que resultaba un puro espejismo pues el francés lo conseguía tras quedarse en la cuneta por rotura de transmisión una vuelta antes de su finalización.

Pero en cuanto hicieron acto de presencia el chasis ideado por Adrian Newey para Red Bull (por contrato llegaba tarde a Toro Rosso), y un renovado propulsor Ferrari que había resuelto algunas de sus deficiencias iniciales, el equipo dirigido por Gerhard Berger comenzaba a despegar, hasta el punto de que en las 13 últimas carreras, puntuaba en nada menos que en 9 ocasiones, en una de ellas con los dos monoplazas (Bélgica), llevándose la pole y la victoria en Monza, y poniendo de relieve una enorme capacidad para adaptarse a las circunstancias y sabiendo sacar provecho de ellas, que para sí quisieran algunas de las llamadas escuderías punteras.

En el apartado humano, Toro Rosso, este año, se ha llamado Sebastian Vettel, apenas un crío que cumpliendo su segundo año en el equipo ha sabido responder a las expectativas depositadas en él, y que sin despeinarse ha liderado a la escudería sobre la pista, mostrando su pericia en seco y en mojado, y una enorme madurez y voracidad sobre el asfalto; y que con su victoria en Monza se coronaba como el piloto más joven en lograr el primer puesto en un podio, destronando con ello a Fernando Alonso. Por el contrario, su compañero Sebastien Bourdais ha demostrado que ésta ha sido su primera temporada en F1, tardando mucho tiempo en adaptarse tanto al viejo chasis como al nuevo, y mostrándose poco sólido en demasiadas ocasiones —por ello, y porque la continuidad del francés pende de un hilo, me gustaría recalcar en su defensa, que de haber cumplido Toro Rosso con las expectativas iniciales, y no haber destacado como lo ha hecho, tal vez los juicios que le atañen habrían sido un poco menos desproporcionados—.

Como colofón a un año asombroso, Toro Rosso y Sebastian Vettel, con un propulsor Ferrari auténtico, sorprendían a propios y extraños tratando de tú a tú (y superando) a Lewis Hamilton en Interlagos.

Lástima que cuando estoy escribiendo estas líneas, el Hechizo de 2008 carezca de todo futuro tras la salida de Gerhard Berger del equipo. Yo, al menos, lo echaré de menos.