Jodido Bernie

El patrón de la F1 está empeñado en sacar adelante su propuesta de que los pilotos reciban medallas por sus logros en las carreras; bueno, los tres primeros (oro, plata y bronce), que el resto se habrán de conformar con sumar como buenamente puedan los mismos puntos que estos últimos años, pero para sus escuderías y de cara al campeonato de constructores, exclusivamente.

La memez se las trae porque supone cargarse de un plumazo la regularidad como factor de interés para cualquier piloto, y a mí me parece grave porque si ya está triste el patio, sólo hace falta que se desmotive a los chavales, y de rondón a los equipos menos puestos, que en este escenario se pueden ver abocados a tirar la toalla por falta de alicientes. Sinceramente, y desde la humildad de mi opinión, creo que hay otras muchas cosas que cambiar antes que ésa, no sé, por ejemplo la normativa sobre las órdenes de equipo, que ya ha quedado visto que no sirve de nada, y que si desapareciera ayudaría a que las escuderías trabajasen por las victorias con todo su armamento.

Ya que la intención de Ecclestone no parte de una necesidad por cuya solución haya clamado nadie, sino de una cuestión que aunque sentida ampliamente no deja de ser anecdótica: la falta de calidad que se ha notado este año, me parece idiota maquillar la ineficacia de una filosofía que ha propiciado el encumbramiento de un tipo de piloto prefabricado sobre el que se construye desde abajo, retocando el sistema de puntuación.

Y es que a Bernie se le ha escapado que todo este rollo viene a cuenta de que «se trata de evitar que alguien pueda ganar el mundial sin intentar ganar la carrera».

Obviamente ese alguien tiene nombre y apellidos, y ahora un título mundial bajo el brazo que al parecer no se ha merecido, y la cosa no deja de tener su gracia porque desde que acabó el campeonato se nos anda llenando la cabeza con aquello de que quien más puntos obtenía era quien se merecía llevarse el gato al agua, mientras que a los que opinábamos que este año debería haber sido declarado desierto, se nos acusaba de envidiosos, de rencorosos, y de no querer apreciar la calidad innata e incuestionable del hijo de Anthony Hamilton… En fin, el caso es que a Bernie tampoco le ha molado, y eso es lo que cuenta.

Por si fuera poco, la ocurrencia de Ecclestone me ha traído a la memoria que hubo un tiempo no tan lejano (Japón, 2008) en que se refirió al aludido en los siguientes términos: «Un talento extraordinario a la altura de Senna y Schumacher», y que un año antes lo hizo de esta manera: «Hamilton será un mejor Campeón que Alonso», y me pregunto yo ahora si no habrá tenido que ver en su cambio de opinión la aplastante y mayoritaria apatía con que ha sido recibida la victoria del británico por parte de la prensa realmente especializada (la no especializada sigue a lo suyo).

Visto lo visto, lo más sensato sería admitir que el hijo de Anthony Hamilton es lo que es gracias a estar donde está y a haber recibido las ayudas que ha recibido, y dejarse de vainas, pero conociendo el percal me temo que McLaren podrá seguir ninguneando a Kovalainen, por ejemplo, porque las órdenes de equipo seguirán prohibidas pero totalmente vigentes, Charlie Whiting seguirá sacando el Safety Car cuando le convenga, el sistema de valoración y penalización de los comisarios seguirá siendo arbitrario, abundaremos en los circuitos ratonera y en los nocturnos, pero con medallas, eso sí, con medallas.