El otro día, en medio de uno de los innumerables debates que se han organizado a cuenta del supuesto festival dado en Silverstone por el hijo de Anthony Hamilton, leí con estupor a un participante que argumentaba su tesis de que no hace falta saber conducir bajo la lluvia para ser un campeón mundial, con la siguiente frase: «Un tal Alain Prost, con agua cerca, era como un gato; huía de ella...!!»
Vaya por delante que estoy plenamente de acuerdo con el argumento de base, aunque lamento el ejemplo elegido.
Sí, no hace falta ser Senna sobre agua para conseguir el número 1, y mi incomprendido Massa lleva camino de demostrarlo este año, a pesar del recital (el suyo sí que lo fue) ofrecido en el pasado G.P. de Inglaterra. Dicho esto, Prost no huía del agua, la respetaba, que no es lo mismo, y la respetaba aún más después de que Didier Pironi y su Ferrari se empotraran en la trasera del Renault que conducía camino de boxes, en Hockenheim, en 1982, a resultas de lo cual el compatriota de Alain estuvo a punto de perder las dos piernas y la vida.
Es de sobra conocido que no me gusta hacer comparaciones con otras épocas del automovilismo, pero hay momentos en que se hace necesario (van dos en apenas una semana) ya que nos falta perspectiva. Así, cabe decir que por un lado, la potencia de los vehículos que condujo o tuvo a su lado Prost a lo largo de su trayectoria profesional, venía a ser la misma o ligeramente superior (llegaron a los 1.100 c.v. en calificación, allá por 1983 o 1984) a la que tienen a su disposición los monoplazas actuales (hoy en día rondan los 750 c.v., pero hace poco alcanzaban los 900), y en segundo lugar, que a igual potencia y prestaciones, la posición de los pilotos era mucho más adelantada que la actual y mucho menos protegida, llegando al punto de que en los primeros 80 del siglo pasado, el asiento estaba casi encima del eje delantero (los pies, desde luego, alcanzaban esa posición). Si a todo ello sumamos que la construcción de los chasis y la seguridad pasiva eran endebles, muy endebles, o que a poco que entrara un poco de aire bajo las cortinillas de un wing-car éste se convertía en un avión…
No me extiendo. Schumacher, otro de los grandes bajo el agua, y tan cauto como Prost en similares circunstancias, sintetizó el asunto hace unos años diciendo que si le hubiera tocado conducir un monoplaza de los 80 «sencillamente no lo habría hecho»; y por si nos faltaran datos, bastaría con que echáramos un vistazo a la cantidad de pilotos muertos o accidentados desde 1980 a 1994, para encontrarlos (el Google va de perlas para esto), ya que el fatídico accidente mortal de Ayrton Senna marcará el punto de no retorno en que la FIA comenzará a tomarse realmente en serio el asunto de la seguridad.
Concluyendo, que es gerundio. Prost no tenía miedo, ni huía del agua como los gatos, era inteligente porque conocía el vehículo que le tocaba en suerte y sus limitaciones, y sabiéndose menos mutante que Senna optaba siempre por evitar arriesgar sobre una bomba rodante. El paulista, que era mutante de raza, un privilegiado, formaba parte de ese reducido grupo de elegidos a los que les daba lo mismo… y sin querer ser gratuitamente mordaz o irrespetuoso, me gustaría recordar que Prost y Schumacher siguen vivos, y que Ayrton es leyenda.
El otro día, resolví leyendo El Opinómetro, por qué en mi adolescencia me molaban tanto Batman o Iron Man, y por qué no los Spiderman o cualquiera de los integrantes de la Patrulla-X: «no son mutantes, no son extraterrestres ni bichos raros, sino tipos con una capacidad inventiva y una inteligencia que les posibilita ir más allá de lo que cualquier humano se atrevería.»
Me quedo con Prost, con el Kaiser, y por supuesto con Fernando Alonso. Senna era de otro mundo, no me cansaré de decirlo.
Lo suscribo plenamente.
ResponderEliminarPor cierto, el que no haya leido esto que lo lea:
http://www.ddavid.com/formula1/ramble5.htm
Es de lo mejor que he leido nunca sobre el Profesor.
Alain representaba el poder de la inteligencia en la pista, acusarle de huir del agua es una villanía, pero la ignorancia es muy osada.
Senna, como dices, era otra cosa, pero lo dejamos para otra entrada.
Saludos.
Hola, Prostvuelve ;)
ResponderEliminarInteresante enlace, lo desconocía.
Y yo no vería villanías en ese tipo de comentarios, sino simple ignorancia.
Un abrazo
Jose