En tierra de ciegos… el tuerto es rey

Llevo encima una buena dosis de literatura fantástica leída o escuchada sobre el hijo de Anthony Hamilton, y aprovechando un receso en el trabajo (ser autónomo es lo que tiene), voy ha hacer un par de puntualizaciones.

Con la primera trataré de salir al paso de los comentarios que insinúan la valía del británico ahora que Alonso no está a su lado. 

Pues bien, la valía del muchacho con nuestro compatriota, y sin él, puede cuantificarse, y de qué manera. El año pasado por estas fechas, y con el Nano de coequipier, el hijo de Anthony Hamilton sumaba 70 ptos. (12 más que hoy), y había pisado el cajón en 9 ocasiones (este año sólo lo ha hecho en 6, un 30% menos). Además, la de Woking lideraba el campeonato de constructores con 138 ptos. (52 más que actualmente). Transcurridas 10 pruebas, el objeto de esta entrada sacaba al segundo clasificado (Alonso) 2 ptos., al tercero 15 (Massa), y al cuarto 18 (Kimi). A día de hoy, al cuarto sólo le saca 10 (Kubica), y los inmediatos perseguidores se mantienen a tiro de piedra (Massa a 2, y Kimi a 7). Con las mismas pruebas del calendario encima, el año pasado, el émulo de Senna sólo había conseguido un mal resultado (Nurburgring, 9º), y no había abandonado en ninguna ocasión. Esta temporada, ha quedado 13º en Bahrein (con el agravante de haber salido 3º), 10º en Francia, y abandonaba en Canadá.

Con la segunda puntualización trataré de desmontar lo de la madurez que parece haber adquirido sin el concurso de Alonso en calificación (léase capacidad de reglar el coche por sí mismo y ausencia de necesidad de telemetrías ajenas). Pues bien, la madurez con Alonso se cuantificaba en tres 4º puestos en parrilla (Australia, Malasia y España), tres 2º puestos (Bahrein, Monaco y Francia), tres poles (Canadá, USA y Gran Bretaña), y un 10º puesto (Europa, Nurburgring). Este año la cosa de ir solito parece que le ha dado algún que otro quebradero de cabeza, pues el hijo de Anthony Hamilton ha logrado 3 poles también (Australia, Canadá y Alemania), pero no ha conseguido ninguna 2ª posición, en tres ocasiones ha sido 3º (Bahrein, Turquía y Mónaco), en una 4º (Gran Bretaña), en otra 5º (España), en otra más 9º (Malasia, por penalización), y en otra más 13º (Francia, también por penalización)…

El inglés es muy bueno, está adquiriendo madurez y solvencia sobre el asfalto, pero merece la pena que recordemos que conduce un misil que no encuentra oposición, y que en cuanto la encuentra (Malasia, Canadá o Francia) pierde los papeles con demasiada facilidad, porque el resto de participantes no entiende lo que al parecer entendió ayer Kovalainen (el agradecimiento final del británico al finlandés produce náuseas), porque no acierta a apretar el botón correcto o porque no ve los semáforos en rojo.

No quiero tensar demasiado la cuerda, pero a todas luces se puede apreciar que el hijo de Anthony Hamilton rendía mejor con el asturiano al lado, sin pasar por alto que a su escudería le iba mucho mejor con el de Oviedo que sin él; Fernando era consciente, y por ello era un «testigo» (según R.A.E., en su 3ª acepción) tremendamente incómodo.

Con razón el hijo de Anthony Hamilton, el año pasado, pidió (exigió más bien) que Fernando se fuera de McLaren, o soltó lindezas de este calibre: «Quiero ganar de forma limpia. No tener que acudir al equipo para que me ayuden.»

¡Angelito!