Le daba un 5º o un 4º en calificación, delante de Heidfeld o Trulli, con bastantes posibilidades de quedar inmediatamente detrás del hijo de Anthony Hamilton o Kovalainen (preferiblemente del primero), pero cuando lo vi marcando el mejor tiempo en la Q3 sentí una alteración en la fuerza que soy incapaz de trasladar a estas líneas. Más tarde, cuando Kimi le quitó la pole, lejos de amargarme la mañana, lo agradecí, porque mi cuerpo no estaba preparado para tanto sobresalto.
He defendido aquí mismo las posibilidades del R28, haciéndome eco de los muchos aficionados con los que coincido en pensar que Fernando no se había equivocado cambiando de escudería, así que no tengo que justificar nada, pero ello no es óbice para que no recuerde brevemente la cantidad de idioteces que se han dicho de Renault en estos meses pasados, porque en cuatro miserables carreras, Alonso ha pasado de no contar a hacerlo, y lo que es mejor: cumpliendo a raja tabla el programa que él mismo anunció en febrero.
Hecho el prefacio, tengo que comentar que el G.P. de España me pareció precioso porque nos devolvía al escenario competitivo vivido en Melbourne, cosa que es de agradecer. Y es que a pesar de que a partir de mitad de prueba la cosa estaba vista para sentencia con los Ferrari de Kimi y Felipe mandando en cabeza, disfruté de lo lindo hasta su culminación, porque el recital que dio Fernando mientras su monoplaza se mantuvo sobre el asfalto augura un regreso al futuro más rápido de lo que yo mismo imaginaba.
Como de costumbre, la salida corrió a cargo de los Ferrari, que aprovecharon su magnífico agarre y la falta de pegada del coche del asturiano. Inmediatamente detrás, Kubica volvía a fallar y era superado por un hijo de Anthony Hamilton que por unos instantes recuperaba nombre y apellido, pero que no lograba salvar el escollo del R28 toda vez que ambos andaban en parecidos tiempos, hasta que resolvió la papeleta en el primer pit stop del Nano, asegurándose una 3ª plaza que nadie le disputó, pues tras él, un Kubica algo más difuso de lo que le hemos visto en otras ocasiones, se dedicó a amarrar la 4ª sin demasiados problemas.
Reseñable la entrada de Honda en los puntos (Button, 6º); la solvencia con que condujo Nakajima, quien superando a su compañero Nico Rosberg acabó 7º; las buenas vibraciones que transmitió el Toyota de Trulli, terminando 8º (Glock no acierta); la excesiva presencia del Safety Car y el poco caso que hicieron algunos a las banderas amarillas; el brutal accidente que sufrió Kovalainen; la rotura del motor de Alonso y el triste espectáculo que dio David Coulthard durante todo el fin de semana.
Antes de terminar, me gustaría mencionar las imágenes de una señora común y corriente (somo si hubiera otras) acercándose al coche que recogía a Heikki después de abandonar el hospital donde había pasado la noche. Tras abrir la puerta del vehículo para estampar un beso en la cara del finlandés, le soltó a bocajarro: ¡Cariño, vaya susto que nos has dado!
Eso son fans, lo demás: monsergas.
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