El primer piloto español que consiguió puntuar en el Campeonato Mundial de F1 nació en Barcelona en 1921. Francisco Godia, Paco Godia o «Chico» Godia, como lo prefiramos, sintió una gran pasión por los automóviles desde muy pequeño. El hecho de pertenecer a una familia acomodada facilitó que debutara en la alta competición con tan sólo 24 años (no tengo constancia, pero intuyo que el apodo de «chico» tiene mucho que ver con este hecho). Así, en 1945, y a los mandos de un Hotchkiss, se estrenaba en el circuito de Montjuich, abandonando por rotura mecánica tras haber completado 3 giros.
A pesar de la penuria económica que asolaba la España de posguerra, supo encontrar vehículos que sirvieran a sus intereses, hasta que en 1949 accedió a su primer Maserati 4CLT-48 de doble compresor, un monoplaza que se rompía con demasiada facilidad pero que le permitió demostrar su valía, de tal modo que en las 24 Horas de Le Mans de aquel año, compartiría volante con Louis Gérard, propietario de la escudería que llevaba su nombre, sobre uno de los dos Delage D6S 3l inscritos (el otro iba conducido por Jover y Louveau), obteniendo la 4ª plaza final.
En 1955 siguió conduciendo Maseratis, aunque a título privado. La fortuna quiso que en el Gran Premio de Lisboa, con un Ferrari prestado, obtuviera la vuelta rápida y la 3ª posición final, lo que animó a Maserati a convertirlo en un piloto casi oficial, lo que a la postre originaría que 1956 fuese su mejor temporada (6º en el mundial de pilotos, igualado a puntos con Hanks y Frère, tras conseguir la 4ª plaza en los G. P. de Alemania e Italia). Ese mismo año, a los mandos de un Maserati Sport ganaría la Copa del Salón del Automóvil de París, en Montlhéry, y junto a Bonnier competiría en el mundial de Marcas (resistencia) logrando la 6ª posición en el G. P. de Suecia.
Después de un año nefasto (1957), al siguiente lograría colocarse 3º en los G. P. de Siracusa (F1) y Villa Real (sport), abandonando formalmente la competición internacional para centrarse en las carreras de F2 y resistencia en España, sin demasiado éxito. Sin embargo, antes de retirarse en 1969, con 48 años, deleitaría a los aficionados ganando las 6 Horas de Montjuich de 1968 al volante de un Ford GT40 compartido con Brian Muir, y el año de su retiro, las 12 Horas del mismo circuito sobre un Porsche 908, junto a Juan Fernández.
Durante su carrera profesional disputó 14 carreras de F1 en 5 temporadas, clasificándose en 13 de ellas. Culto, refinado, amante del arte (el Museo Fundación Francisco Godia de Barcelona recoge buena parte de su recuerdos y la totalidad de su colección privada de obras artísticas), y muy atinado para los negocios, Godia supone la versión española de los gentleman driver que inundaban los circuitos durante aquellos años. Su estela estuvo marcada por su enorme capacidad para realizar remontadas, y por ello fue respetado por sus compañeros y gratamente recordado por todos los aficionados. Murió en 1990, a la edad de 69 años.
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