De sobra es conocida la inquina actual que le tiene Niki a nuestro compatriota. En algún momento he mencionado que el austriaco es bastante bocazas y demasiado dado a lamer las partes innobles de los que le sujetan correa y bozal, amén de darle de comer. Ya sea por velar por el futuro de su hijo Mathias, por el suyo propio como comentarista, o por sacarse un poco de brillo (más), lo cierto es que el tricampeón mundial, esta temporada, ha remarcado su tendencia a enmierdarse retocando los datos y las cifras de la historia del automovilismo deportivo, tal vez por ver si de tanto pisotearlas acaba por hacer mella en la memoria de los aficionados.
Sea como fuere, he empezado haciendo mención a la inquina actual que ha mostrado Lauda en lo relativo a Fernando Alonso, porque hubo un tiempo en que sentía admiración por él, tanta que negoció con Flavio Briatore para que se lo prestara un rato por ver si el ogro asturiano (en aquel entonces no parecía serlo) ayudaba a salir del atolladero a la escudería que dirigía deportivamente (es un decir).
Cualquiera que no esté avisado, podría pensar que esto que digo ocurrió cuando el Nano ya era campeón del mundo o cosa parecida, por cuanto la solvencia de nuestro muchacho ya estaría sobradamente contrastada y eso. Pero no, debemos irnos a una fecha tan temprana como 2002, momento en que el ovetense acababa de estrenarse en Renault tras su desembarco desde Minardi, para hallar el punto de encuentro entre el perro, el niñato, el que tenía que hablar menos y apretar más el acelerador, el que no aguantaba la presión de su compañero, etcétera, con nada menos que el gran Niki Lauda y la por entonces su escudería.
Sí, en 2002 las dotes como probador de Fernando Alonso ya habían traspasado las fronteras del equipo donde militaba, hasta el punto de que Niki, director deportivo de Jaguar Racing, lo pide prestado a su colega Flavio para que realice un test sobre el infumable Jaguar R3, por ver si podía aportar algo que no hubieran visto ni Pedro de la Rosa (segundo año en Jaguar, tras dos en Arrows, como titular todos ellos, y otro más como probador en Jordan) y Eddie Irvine (subcampeón del mundo en 1999, ex Ferrari, ex Benetton, ex Ferrari de nuevo…), a la sazón los chicos de Lauda.
Fernando no pudo hacer nada por el coche, salvo demostrar que él, con neumáticos duros, iba un poco más rápido que De la Rosa con blandos (el mejor de todos los Jaguar). Realizó la prueba en Silverstone y se fue por donde vino.
¡A ver si va a ser eso!
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