martes, 18 de septiembre de 2007

Il diabolo rosso [Spa]


Alonso, en Spa, ha sacado ese destello de luz y de sombra que lleva dentro. Como resultado de una destilación largamente elaborada y sobradamente contrastado en una y mil batallas, ese puntito de equilibrio sólo está a disposición de unos pocos.

Hamilton atacaba en la salida como en Monza: por donde nunca se debe salvo que se lleve una ventaja que el domingo pasado (y el anterior) le estaba negada. No funcionó porque Fernando se había transformado en el ogro asturiano al que se remiten los idiotas que no entienden que lo que vale de un piloto es lo que hace sobre la pista, no lo dulce que habla, cómo luce en la pantalla, o cualquier otra zarandaja.

Kimi, soberbio. De inicio a fin gestionó una carrera difícil (Spa siempre lo es) demostrando que después de Alonso es el más grande siempre que el asturiano se lo permita, porque Fernando, el sábado y el domingo, había jugado a que los Ferrari se acercaran como para dejarle franco el paso hacia el campeonato que se disputará, sin duda y a una carta, en Brasil, y a ello va a contribuir un Felipe Massa que contra todo pronóstico se ha descubierto como un tipo elegante (¡quién lo diría!) que acaba de asimilar cuál es su sitio y responde como se espera de un auténtico profesional.

Un trompo inusitado, limpio, sin riesgo y a destiempo, durante la calificación, colocaba a Hamilton cuarto en la salida por falta de datos, cuestión que iba a servir para contrarrestar la estrategia perversa de McLaren el domingo, permitiéndole salir delante del inglés y mantener la posición, porque siguiendo un guión que ya conocemos, al asturiano se le metía primero a boxes (como el resto del año) para que Lewis le copiara la estrategia y tuviera algo donde agarrarse en su nuevo naufragio.

Y mientras tanto, Mosley (la FIA), que visitaba a Dennis para decirle que ¡ojo con lo que haces con Fernando!, amparaba con su estudiado comportamiento la curiosa salida a la luz de los e-mails del ovetense y Pedro, y el escamoteo de la información relevante por secreto de sumario, lo que a la postre deja a los españoles con el culo al pairo y al arbitrio de los tiburones alemanes, italianos y británicos, mientras se oculta el grueso del pecio.

Y para colmo Dennis, denunciando una película de serie B en la que Fernando hace de malo y amenaza al jefe del imperio con descubrirlo todo, después de recibir una multa de 100 millones de dólares y la pérdida de todo los puntos logrados este año, por haber dispuesto de información de Ferarri y no haberlo denunciado. Y me pregunto yo: ¿dónde queda la conversación de Lewis con Ron en Hungría. Dónde su traición al equipo en Mónaco o en Hungaro?… ¡En el limbo de los justos, me temo!

En lo que a mí respecta, prefiero olvidarme de tanta mierda y quedarme con la esperanza de que el título sigue estando al alcance de la mano, y con Heikki Kovalainen (auténtico rookie de la temporada, mal que le pese a Hamilton) y Robert Kubica, que peleando por un plaza segundona, ponían la pimienta en un gran premio, que por otro lado, estaba resultado bastante descafeinado.

Nos vemos en Fuji, ¡ójala llueva, que ahí va nuestro Diablo rojo!

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