Farmacia de guardia

Buena noche de sábado tengan ustedes...

Llegaremos a las 5.000 entradas allá como este próximo miércoles. Llevo aquí desde el 3 de agosto de 2007 y, como comprenderéis, he visto de todo, en todo caso lo suficiente como para tener ahora mismo unas ganas irresistibles de plantarle un beso en todos los morros a Pascal Vasselon por habernos permitido ver cuán sucias estaban las enaguas de todos esos que se han pasado este tiempo dando lecciones de deportividad y buenas costumbres, simplemente porque los vientos del oportunismo soplaban sus velas.

Ha sido que Vettel sufriera en propias carnes los rigores de una normativa que se sabía al dedillo cuando le venía bien al apparatchik, y que Fernando se haya calzado sus segundas 24 Horas de Le Mans consecutivas, amén del Mundial de Resistencia, para comprobar que es posible solicitar que se queme el Reglamento Deportivo F1 y defequemos sobre un campeonato y sus resultados sin necesidad de ser alonsistas.

¿Fair play? ¿Qué es eso...?

El bueno de mi némesis ancestral temía este momento porque sabía mejor que nadie que yo iba a seguir en pie cuando llegara. La marea azul se ha hecho fuerte en las derrotas y empieza a ser pertinente recomendar que cada cuál se busque la farmacia de guardia que tenga más a mano.

Juani me solicitaba el otro día que escribiera un texto alusivo a la que se ha montado con lo del WEC tomando como pie la siguiente instantánea:

Lo estoy haciendo aunque sé perfectamente que no servirá de nada, salvo, acaso, para que a mi buena amiga se le esboce una generosa sonrisa; mientras, me consuelo soñando con encontrar a Pascal para besarle como Glenn Ford a Rita Hayworth en Gilda, porque este texto les entrará por una oreja y les saldrá por la otra a esta panda de cenutrios que primero acusaron de que reclamábamos que Petrov se hubiese dejado pasar en Abu Dhabi 2010, y luego nos han aburrido con lo de que Vettel debía devolver sus cuatro títulos.

Empiezas por no saber en qué consiste el centro de presiones, dejas a los ingenieros que se aclaren con el S-Duct, y acabas llevándote las manos a la cabeza por lo triste que ha acabado todo en Le Mans, ¡esos 70 minutos!, cuando la cosa se podía haber zanjado en el mismo Shanghai a lo herr doktor Marko, el que bajó a Daniil Kvyat para subir a Max Verstappen antes del Gran Premio de España 2016.

¿Contrato? ¿Cláusulas...? Pero, ¿no era Fernando un piloto de saldo que había salido de la Fórmula 1 porque no tenía dónde caerse muerto?

Os han pillado con el carrito del helado, y lo bueno de todo esto es que lo de Vasselon morirá de muerte natural y tarde o temprano nos enfrentaremos a una Ferrari maltrecha con el Mesías de Maranello admitiendo que no puede continuar más, y a un Nano que nos ha prometido escribir Historia, y que a pesar del tropiezo de la Indy 500 de este año, el muy cabrón tiene todas las papeletas para escribirla negro sobre blanco.

Gracias a Pascal y L'Equipe hemos quedado todos retratados, incluso en nuestra más profunda vileza. Sabemos dónde estamos y de qué pie cojeamos y a qué farmacia de guardia iremos. Pasará el ruido y nos las veremos con la cruda realidad. Mañana hablaré de Lewis, Lando y Carlos, también de Ryan, pero disculpadme si hoy me apetecía echar unas líneas sobre la marea azul, ésa que ha resistido para vivirlo y me ha hecho feliz manteniendo vivo el You’ll never walk alone que entoné aquí mismo hace tantos años que ni recuerdo.

Vasselon, I love you!

Os leo.