Salvo para un puñado de elegidos que ven a Ayrton Senna en cada esquina, debajo de cualquier casco o detrás de cualquier visera, la afición en general lleva tiempo avisada sobre la auténtica casta de los púberes que son enarbolados por la FIA y FOM y la prensa menos exquisita, of course!, como estandartes del moderno deporte de la F1.
No trago, y lo siento en el alma.
Sin cargar las tintas, que a veces soy consciente de que también lo hago, diré que a esta generación de campeones jovencísimos que baten todos los récords, le falta paciencia y le sobran malas compañías, porque a la vista salta que hay demasiadas cosas que no cuadran en sus periferias inmediatas.
Al hilo, recuerdo a Ron Dennis jurando sobre sus propios muertos que en McLaren reinaba la igualdad porque era seña de la casa, mientras jugaba al gato y al ratón, con manifiesta ventaja, para convertir al por entonces vigente campeón del mundo en un guiñapo que sirviera de sombra al hombre llamado a brillar durante una década. Como sabemos, aquella jugada salió mal porque las piezas y el asturiano no encajaron como se esperaba en las previsiones, aunque a la postre, el asunto aquél de 2007, ha dado como resultado un Lewis Hamilton que, sometido a sucesivas curas de humildad y convenientemente destilado a base de experiencia, parece que no necesita ni de récords ni de su campeonato del mundo, para resplandecer como uno de los mejores pilotos de la actual parrilla.
Otro caso bien diferente es el de Sebastian Vettel, quien el domingo pasado volvía a dar muestras de que todavía no está hecho y de que puede revalidar su título sin haber alcanzado el adecuado punto de cocción. El alemán es rematadamente bueno, pero pienso que quizás necesitaba que Webber le hubiera roto las previsiones en 2010, para que sobre el RB7 consiga lo que de todas formas está llamado a conseguir, le dejen o no, incluso por encima de las demonio estadísticas que tanto patrocinador atraen.
Pero ahí está el Sr. Marko, velando porque la hamburguesa siga ocupando puesto de primer plato así nos maten a los finolis que recordamos a qué sabe un buen solomillo, evitando que nadie haga sombra a Vettel en Red Bull, pero cuidando las formas en base a someter a una presión descomunal a los chavales de Toro Rosso bajo el tramposo sofisma de que de tal lucha fratricida habrá de salir el próximo consumible, y que éste debe ser realmente bueno, como no podía ser de otra manera.
Hay cautela, mucha cautela al respecto de esta precocina de microondas que pretende sustituir la gastronomía más añeja en este deporte, tanta, al menos, como prisa tienen algunos en que aceptemos que esto que nos ofrecen es lo que necesitamos, lo que queremos, y aquello a lo que debemos aspirar...
No trago, y lo siento en el alma.
Sin cargar las tintas, que a veces soy consciente de que también lo hago, diré que a esta generación de campeones jovencísimos que baten todos los récords, le falta paciencia y le sobran malas compañías, porque a la vista salta que hay demasiadas cosas que no cuadran en sus periferias inmediatas.
Al hilo, recuerdo a Ron Dennis jurando sobre sus propios muertos que en McLaren reinaba la igualdad porque era seña de la casa, mientras jugaba al gato y al ratón, con manifiesta ventaja, para convertir al por entonces vigente campeón del mundo en un guiñapo que sirviera de sombra al hombre llamado a brillar durante una década. Como sabemos, aquella jugada salió mal porque las piezas y el asturiano no encajaron como se esperaba en las previsiones, aunque a la postre, el asunto aquél de 2007, ha dado como resultado un Lewis Hamilton que, sometido a sucesivas curas de humildad y convenientemente destilado a base de experiencia, parece que no necesita ni de récords ni de su campeonato del mundo, para resplandecer como uno de los mejores pilotos de la actual parrilla.
Otro caso bien diferente es el de Sebastian Vettel, quien el domingo pasado volvía a dar muestras de que todavía no está hecho y de que puede revalidar su título sin haber alcanzado el adecuado punto de cocción. El alemán es rematadamente bueno, pero pienso que quizás necesitaba que Webber le hubiera roto las previsiones en 2010, para que sobre el RB7 consiga lo que de todas formas está llamado a conseguir, le dejen o no, incluso por encima de las demonio estadísticas que tanto patrocinador atraen.
Pero ahí está el Sr. Marko, velando porque la hamburguesa siga ocupando puesto de primer plato así nos maten a los finolis que recordamos a qué sabe un buen solomillo, evitando que nadie haga sombra a Vettel en Red Bull, pero cuidando las formas en base a someter a una presión descomunal a los chavales de Toro Rosso bajo el tramposo sofisma de que de tal lucha fratricida habrá de salir el próximo consumible, y que éste debe ser realmente bueno, como no podía ser de otra manera.
Hay cautela, mucha cautela al respecto de esta precocina de microondas que pretende sustituir la gastronomía más añeja en este deporte, tanta, al menos, como prisa tienen algunos en que aceptemos que esto que nos ofrecen es lo que necesitamos, lo que queremos, y aquello a lo que debemos aspirar...
Mas que de acuerdo José, y decirlo en voz alta y clara no le quita ningún mérito, por lo menos yo creo que es de los buenos, pero sí que le hubiera venido muy bien pasarse un par de temporadas más en Toro Rosso antes de llegar a conducir el supercohete de RB. El asunto es que ya en todos los deportes el dinero que se mueve es mucho y es claro que hay ídolos que pagan más que otros y cuanto antes empiecen a hacerlo mejor para los dueños del circo.
ResponderEliminarSaludos
Estimado Orroe,
ResponderEliminarEs un síntoma más de la sociedad occidental tan idiotizada e infantil en la que nos movemos. No obstante yo retiraría los focos de los pilotos, que son como dijo Meyer (McLaren) “Drivers are just interchangeable light bulbs” y los pondría en los ingenieros. Los mismos señores llevan más de veinte años demostrándonos lo buenos o malos que son y seguimos sin saber nada de ellos, y menos lo que podemos esperar de sus diseños.
Saludos
Vettel es buenísimo, no cabe duda. Con un dividendo bastante negativo, el año pasado, en cuanto a fiabilidad y un compañero de equipo que no se dejaba pisar hizo un campeonato magnífico.
ResponderEliminarAhora, sin menoscabo de su valía, coincido contigo en el enorme respaldo con que cuenta, no sólo de RBR, de Horner de Marko, de los estamentos y las lagunas de la normativa, de la suerte que siempre le acompaña, de las estrategias mejores, y, desde mi punto de vista, de apoyarse en Webber al que han convertido en "escudero a la fuerza".
En Canadá, ¿a quién pusieron primero los slicks?, obviamente había que medir la eficacia en tiempos de rodar con ellos, por tanto, Webber entró el primero a boxes. Esta mera "anécdota" es una constante en RBR.
Ir siempre en pole con un cohete no cabe duda que, cuanto menos, nos haga dudar de si será igual de bueno cuando un día tenga que remontar desde la duodécima posición, por ejemplo, como ya sí han demostrado otros: "foguearse" en la montonera. Para muestra el estupendo trabajo de Button este fin de semana.
Un besote
Más bien, Desechables.
ResponderEliminarEn Canadá era normal arriesgar con Webber que estaba hundido, mientra que Vettel era el líder.
ResponderEliminarNo voy a entrar en el debate de si están hecho o crudos, pero sí diré que lo que más me molestó de Vettel fue su lloriqueo por radio respecto al tiempo. Por eso admiro tanto a Hamilton, porque sólo lloriquea cuando pierde, le dan igual las condiciones. Dicho esto puntualicemos que su odioso padre hizo que a algunos no nos cayera nada simpátíco en sus primeros años.
Creo que lo está haciendo muy bien. Es cierto que tiene el mejor coche y un equipo totalmente volcado en él, pero hay que estar ahí, carrera tras carrera sin cometer fallos, o los menos posibles. Está en un buen momento. Con la cabeza en su sitio, no se ha vuelto loco con la fama, el éxito.... Nos queda verlo sufriendo, y entonces veremos si ganar campeonatos tan joven, tan protegido por su equipo e incluso por la FIA o eso aparenta o me parece a mi (que no quiere decir que sea así) le perjudica o no. La verdad es que tiene una imagen un poco ñoña para ser piloto de F1.
ResponderEliminarOtra cosa es que no soportemos el cinismo y la soberbia del Sr.Marko.
Un besote,
Susana
Buenos días.
ResponderEliminarNico ;) La coño rentabilidad, amigo, que cuanto antes comienza, más años dura XDDDD
Primo de anónimo ;) Lo malo es que los ingenieros no venden tanto como los pilotos, ni atraen tantos patrocinios :P
Concha ;) Acabo de leer a José Luis (Pulguita) y los datos son claros: a Webber le ha mirado un tuerto (y aunque lo parezca, no hago mofa de Marko). Algo pasa en Red Bull y no es de recibo la diferente vara de medir que se usa en Toro Rosso porque Buemi y Jaime se merecen al menos un respeto. Llevan un trasto y no se les puede pedir más ;)
Anónimo ;) XDDDDD Sí señor, más bien, desechables :P
Arce ;) Ham cada día me gusta más. ha crecido un montón y anda puliéndose a la manera antigua. Me gusta, ¡qué coño!
Susana ;) Desde luego, que lo uno no quita lo otro, pero crecer entre algodones y parecidos con Senna lleva a hacer el ridículo como el domingo pasado, o a levantar el dedo a las primeras de cambio, bien para afirmar que es el úmero uno o para decir que Webber se ha vuelto loco... Eso es lo que no me gusta, y no tanto por él, como por lo que le jalean. ellos son el auténtico problema ;)
Un abrazote
Jose