domingo, 24 de septiembre de 2017

Gran Kahuna en Didcot


Sí, son Kimi y Frank, dos de los tipos más sobrevalorados en la actualidad. Uno porque no sonríe nunca —eso dicen—, el de la silla de ruedas, porque viéndole así nadie diría que soñó un día con ser un gigante entre hombres y lo consiguió...

No soy de Williams. Reconozco que hay cierto cariño y respeto hacia la británica entre las líneas que escribo prácticamente a diario, y que eso ha podido llevar a muchos a preguntarme si mis preferencias van con la tercera escudería con más galones de la Fórmula 1, pero no, no soy de Williams, fundamentalmente porque bastante tengo siendo tifoso.

En general soy de pilotos más que de escuderías, supongo que lo habéis notado. Lo de Ferrari es más una señal de la cruz que me hicieron en la frente cuando crío y jamás he querido quitarme de encima. En la vida debes prender tu corazón de algún sitio y, sinceramente, Maranello es el mejor de todos.

Tuve la fortuna de «vivir» aquellas luchas banderizas de finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado que tan bien sintetiza mi buen amigo Jorge Iglesias en su video para SoyMotor [La Guerra FISA-FOCA], y además desde el lado francés, que para eso estuve en el colegio bajo el amparo de los Hermanos Menesianos de Portugalete.

Francia era entonces una potencia en nuestro deporte, y Gran Bretaña, obviamente hacía de su enemigo natural desde las páginas de la Sport Auto.

Por si fuera poco, todo aquello que se lió se parecía demasiado a los enfrentamientos entre propietarios de plantaciones de algodón. Los esclavos valían poco o nada porque siempre eran mano de obra sustituible, incluso para Enzo Ferrari. Total, que la jugarreta que le hizo Williams a Carlos Reutemann me sentó como una patada en salva sea la parte...

Patrón, británico, roñoso y cicatero, según decían, ni Keke, ni Patrick ni Nelson —Piquet era Piquet allá donde fuese—, ni Nigel ni Alain, consiguieron que el inglés fuese capaz de restañar las heridas habidas entre ambos.

Claro, yo no veía las cosas como las veo ahora, ni tenía la experiencia que tengo en la actualidad. Pero pasa que poco a poco te vas acercando a su proyecto, lo miras de otra manera y descubres que el garajista de South Shields es uno entre pocos, muy pocos, y que Williams Racing F1 Team es mucho más que la escudería de Frank porque él ha estado siempre ahí.

No sé, a lo peor es que oigo la palabra Didcot y se me abre el corazoncito.

De la vieja sede a la actual en Grove hay un Frank Williams de distancia aunque disten pocos kilómetros entre ambas. Y el caso es que Claire nos ha anunciado hace poco que su padre ya no viajará a los circuitos y sin pretenderlo pensé en Gran Kahuna Kahanamoku, su tabla de surf, las olas, y en cómo los gigantes se hacen lento, como los buenos caldos, y que cuando se descorchan y sirven en copa bordelesa es cuando se les perdona todos sus pecados. Tarde, siempre tarde.

Os leo.

6 comentarios:

enrique dijo...

Cuando empecé a aficionarme a esto, la escuderia que dominaba era McLaren con Prost y Senna. Lógicamente me hice de los que ganaban (me pasó lo mismo con los Lakers de Magic). No comulgué nunca con el brasileño, no me dio por ahí. Le reconozco todo el valor de lo que hizo, pero el tiempo y la experiencia me reafirmaron en mis preferencias hacia el profesor. Williams era el enemigo, Ferrari era un sindios entonces. Sin embargo con la de Grove, desde que BMW les dejó tirados, empecé a verlo con otros ojos. El señor Frank Williams es la última ancla que nos queda de un pasado glorioso para este deporte.

Fleichié dijo...

Y sería bastante lírico que llegase Alonso y les devolviese a la gloria.....
Perdón ;) siempre liándola . Ya sabemos que va a renovar con McLaren sí o sí .
Pero bueno , la imaginación es libre....lo poco que nos queda libre .
Saludos

Anónimo dijo...

Todos recordamos a los campeones. Disfrutamos con ellos, nos hacen soñar,reír, sentir, levantarnos del sofá viendo sus luchas. Y son campeones esos que ganano el campeonato o no lo ganan y quedan subcampeones pero lo hacen sin tener un coche he tan superior que les permite ganarlo de forma "sencilla". Son campeones esos con los que vivimos la F1 de forma intensa, esos que hacen que estemos con ellos dentro de su coche, esos que nos emocionan. A esos es a los que recordamos aunque pasen muchos años. Campeones con título o sin él pero que en nuestra memoria siempre serán especiales y estarán en esa pequeña lista de los mejores de la Historia


Marta

Fleichié dijo...

Del Mundial del 74 ¿Qué se recuerda?...¿A la "Naranja Mecánica" o a los alemanes campeones?...pues ya está .

Aficionando dijo...

Lo de ser de escuderías suena marciano para los que además de formuleros somos moteros. En el mundo de las dos ruedas los aficionados suelen seguir a pilotos, vayan en la burra que vayan. Los de Rossi le han seguido desde que empezó con Aprilia y le siguieron con Honda, Yamaha, Ducati y otra vez Yamaha. Pocas marcas le ha quedado por probar. En Superbikes, sin embargo, la cosa cambia. Ahí sí hay seguidores de marcas, sobre todo de Ducati, pero se debe, fundamentalmente, a las pocas diferencias aparentes entre las motos que compiten y las que conducen los aficionados para ir a los circuitos, sobre todo en la categoría Super Sport.
Yo siempre fui de pilotos, tanto de dos ruedas como de cuatro. Sin embargo sí tengo simpatía por una escudería, aunque me da más disgustos que satisfacciones, y es Williams. Y mientras duró apoyaba moralmente a Minardi, que era un verdadero desastre.

Aficionando dijo...

Y por supuesto, soy de pilotos: alonsista sin complejos, si Sáinz queda un puesto por detrás de Alonso me conformo, y si no pueden ganar ninguno de los dos, ahí tengo a Ricciardo.