jueves, 6 de abril de 2017

Rory el milagrero


Vaya por delante que no tengo nada que objetar a la elevación a los altares de determinados personajes del paddock

Cada cual hace y deshace a su antojo en estos asuntos. Incluso yo, que me considero agnóstico, cuando las cosas salen torcidas en mis previsiones recurro a echarle el muerto a mi siempre fiel San Perejil Nonato, con condescendencia y respeto, desde luego, pero cuando salen bien, también es justo reconocer que procuro airearlo poco... Mea culpa!

En Ferrari, o más bien en el entorno de Maranello, obran diferente a mí. Sacan a Rory Byrne a pasear a comienzo de temporada pero si las cosas se complican le echan la culpa al maestro armero o si van a mayores no dejan títere con cabeza, como sucedió en 2014/1015, instante bíblico/dantesco en que fueron apeados de la italiana Domenicali, su sustituto Mattiacci, Fry, Tombazis, Marmorini y el propio Luca Cordero di Montezemolo.

Sí, Alonso se fue, y aunque suene redundante, si una hecatombre de estas dimensiones llega a suceder en otra escudería diferente a La Scuderia y el asturiano no estuviese en el ajo, obviamente, hasta la prensa británica habría aplaudido al de Oviedo porque el temporal venía fuerte y en este punto el Nano estuvo fino, muy fino.

En fin, el que no salió fue Rory, como tampoco sucedió cuando largaron a Aldo Costa para hacerse mayor en Brackley. Lo que me lleva a reiterar, como decía al inicio, que Byrne es un poco como mi San Perejil Nonato: vale para un roto tanto como para un descosido, preferiblemente para llenar huecos en el discurso de la razón.

¿Y por qué hablo del sudafricano hoy?, me dirán ustedes. Y el caso es que no sé muy bien por qué aunque lo imagino. Les cuento: 

La salida de James Allison a comienzos de 2016 y su sustitución por Mattia Binotto en verano, se ve que pilló a desmano al consultor de Ferrari, circunstancia que impidió que el SF16-H remontara el vuelo. Otra cosa bien diferente ha sucedido con el SF70-H de esta temporada. El coche es notablemente mejor que su predecesor, más noble, y puesto que ya llevamos una victoria bien calzada y Binotto sólo será consagrado si cambia de equipo y triunfa allí, teniendo a Byrne para qué vamos a liarnos la manta a la cabeza explicando que detrás del vehículo italiano hay mucho trabajo y mucho esfuerzo, incluso muchas ideas de un supuesto traidor que, por cierto, trabaja ahora en lo mejor de la competencia...

O es esto o es el karma, que decía alguno ayer. En todo caso, voy corriendo a renovarle las velas a Rory el milagrero y a rezarle un par de oraciones para que la alegría nos dure.

Os leo.

1 comentario:

chema dijo...

Como apunté no había que menospreciar la capacidad de Sergio Marchionne para conseguir sus objetivos, es un ejecutivo brillante. La posición de Ferrari tras muchos meses perdidos con James Allison es digna de elogio, como bien dices un trabajo de conjunto excelente.