lunes, 24 de abril de 2017

Queda inaugurado el «neowalkinismo»...


El próximo 3 de agosto hará diez años exactos que llevo aquí, dándole a la tecla, y mirando lo que sucede a nuestro alrededor se apodera de mí la sensación de que el tiempo se ha congelado. 

Los medios de comunicación siguen erre que erre contándonos sus historias y si ya resultaba malo y cansino en 2007 y 2008, con el advenimiento de la multitud de mozuelos y mozuelas que anegan los portales deportivos y las páginas web sobre F1 —aspirantes todos ellos a periodistas y comunicadores que sólo saben decir ¡pasión! y repetir lo que pillan al vuelo, venga de donde venga—, explicarse en la actualidad pasa por llevar contigo a todos lados un carrito de la compra repleto de referencias, a poder ser con su correspondiente enlace, que ya sabemos que lo que no encuentra eco en internet no existe y tal.

Lo de los chavales lo entiendo. Todos hemos sido jóvenes menos los que vieron correr a Pedro Picapiedra y Pablo Mármol en el rocódromo de Piedradura.

Tienes hambre, más ilusión que tablas, y un plumilla anglosajón o alemán hace un dibujo con humo en el aire y vas y gritas ¡ésta es la mía!, sin pararte a pensar si el manús va tan pasado de vueltas como los nuestros, esos a los que apuntamos con el tirachinas en Twitter.

Y confeccionas tu artículo, que en el fondo es parida suya. Y lo firmas después para darte a conocer, y siguiendo los consejos del gurú que de tanto ir recto por la vida dicen que jamás se mojó las pantorrillas con el agua de un charco, pones a pie de foto quién es el artista que la tomó porque queda feo no ser respetuoso. Para terminar, si alguien critica lo que has escrito o te contradice, aludes a la fuente o le llamas enemigo y sanseacabó...

Tal vez porque fui crío y aún lo recuerdo con añoranza, o porque mis numerosos sobrinos y la novia y amigos de mi hijo todavía no me han retirado el saludo, puedo afirmar que sintonizo bien con los de 27 años para abajo. Sé también lo jodida que es la profesión en sus primeros pasos, y, por supuesto, comprendo a los lectores. A los que no entenderé jamas, visto lo visto, es a los walkinianos que calzan más de 40. Estos, considero, o son bobos de remate o deberían hacérselo mirar.

Tadeo, quien acuñó el término «ñu» del que hablamos en su momento [La Gran Guerra Ñu], me salió con lo de «walkinianos» en una de esas habituales conversaciones telefónicas que suelo mantener con él. En principio, el walkinismo es un apócope vulgar del walkingdeadismo, movimiento casual al que pertenece la grey que huele sangre y la sigue y persigue como una manada de zombies —en este caso, cualquier crítica sobre Fernando Alonso y su equipo o motorista suponen sinónimo de sangre—, de forma que entre 2008 y finales de 2014, resultaba habitual y bastante sencillo encontrarse con un walkiniano en el camino de la razón. Más tarde, la verdad, era un poco más complicado hasta que ha surgido lo de Indy 500.

Lo que nadie esperaba, ni Tadeo ni yo, obviamente, era que esta inercia malsana transcendiera a los gilipollas legítimos para contaminar la esfera de los sabios. ¡Ahí se jodió todo, tía Paca!

Un idiota que es considerado una eminencia es más peligroso que un chimpancé manejando un revólver cargado. Y aquí estamos, entre deidades menores que dicen que vieron cuando el abuelo corría y propagan la idea de una Fórmula 1 que no existe sino en los mundo de Yupi, consagrando el walkinismo como tendencia; intentando, en una palabra, hacer ver que no cazaron a Honda en 2015 y que quizás la japonesa no esté devolviendo el golpe en 2017 cuando lo que sucede ha sido el pan nuestro de cada día desde que alguien tuvo la ocurrencia de hacer competir dos coches sobre la misma pista.

Todo esto no tiene que ver con el alonsismo ni con nada parecido. Es la ignorancia, la soberbia, la petulancia, juntas o por separado, el no aceptar que las luchas internas que afectan a todos por igual en el paddock afectan a la postre más a unos que a otros, pero a ver cómo se lo explicas a un idiota que cree a pie juntillas a un idiota más elevado que él... ¡Imposible!, ¿no?

Queda inaugurado el neowalkinismo, la neoverdad pero en bobo formulero.

Corto la cintita y me llevo un pedazo a casa como recuerdo. Y nos vemos luego, pero que os explique lo que ha sucedido realmente en estos años transcurridos desde 2007 vuestra santísima madre porque yo no tengo ganas y, además, soy mal consejero o así se me considera.

Entre los que no querían ver y los que miraban para otro lado, con todo lo que sabemos ahora en cuanto a técnica y comportamiento de neumáticos, daría como para que a alguien lo colgásemos por los pulgares de la escandalosa del trinquete, pero está visto que habrá que esperar unos añitos más a que un creador de contenidos, británico o alemán a poder ser, nos señale entonces la tecla donde debemos pulsar y qué ventana mirar.

Mientras tanto seguimos en pretemporada 2017 y los ex-pertos no saben calcular si se acaba en Canadá o ha terminado ya. En todo caso, Dios dirá, aunque la secuencia de datos apunte a que, como poco, vamos a tener dos o más versiones distintas. Con los walkinianos por medio, y que no falten.

Os leo.

2 comentarios:

Tadeo dijo...

Cagüen la leche, que bien escribes cuando te mosqueas. Una vez más la has clavado.

Y de paso me he echado unas risas

Saludos

Anónimo dijo...

Las redes sociales se ha vuelto insoportables. Después del anuncio de Alonso corriendo en la Indy el nivel de estupidez ha crecido mucho y he dejado de seguir unos cuantos walkinianos de estos pero no puedes evitar que te lleguen sus rebuznos mediante RT o citas. El caso es que estamos pasando por un momento que nos debería llenar de alegría y lo estamos desperdiciando rehaciendo la historia. Al Nano le esperan con los brazos abiertos pero leyendo a estos tipejos no entiendes que se hayan vuelto locos en Norteamérica, ha sido un malcriado en la F1 y todo le ha venido regalado.

Magnífica entrada, como todas Josete