martes, 1 de noviembre de 2016

Todos los santos


Cuando terminemos ahogándonos bajo las toneladas de melifluidad y equidistancia que producimos a diario, acabaremos levantando un santuario a Felipe Massa, mi Felipe; y peregrinaremos hasta él todos los años, ordenadamente, cuando toque o cuando nos digan. 

Somos dóciles. Nos dicen que el paulista se comportó profesionalmente en el Hermanos Rodríguez ante Checo Pérez, y lo creemos a pie juntillas. Lo justifican en base a que Williams necesitaba los puntos tanto como Force India, en que hay patrocinadores a los que responder, expectativas que cumplir, y se nos olvida preguntar dónde andaba el brasileño en otras lides donde había expectativas, patrocinadores, y donde cosechar puntos y ser profesional también era importante.

Hubo algo feo en Felipe el domingo pasado. Quizás por haber practicado deporte, por haber necesitado ayuda y, a la vez, haber podido dispensarla, me resulta fea la ausencia de generosidad entre rivales.

También es verdad que no se puede pedir peras a un olmo. A Massa no lo cambiamos. Además, es tarde para hacerlo. Pero me pudre, en serio os lo digo, esa su tendencia a sacar la cabeza jodiendo a otros, a determinados otros, cuando es tan dado a tender alfombras de terciopelo para que las hollen los pies de los poderosos, de la mayoría de poderosos. Da igual que conduzca un Ferrari o un Williams, elige campo de batalla y enemigos, empezando por su compañero, y entonces actúa con la madurez de un crío de nueve años. La pelota es suya, y como no le digan que es el más guapo, el más veloz y quien mete más goles, se termina el partido.

Sergio era una pieza muy fácil de cobrar en México. Ante su público, Checo quería lucirse, pero no contó con el bravo Felipe. 

El paulista se retira en dos carreras. En sentido estricto esa guerra ni le iba ni le venía, pero recordó que hay patrocinadores, expectativas, puntos y pundonor de piloto, y se enfrascó en una lucha en la que estoy seguro de que ni siquiera se divirtió. Y la historia se convirtió en un joder por joder bastante tedioso, por cierto. Podía haberse mostrado un poco generoso, pero decidió partir las piernas al piloto de Force India, como tantas veces ha hecho con otros, con Valtteri, con Fernando...

El año que viene los patrocinadores importarán un pimiento, así como las expectativas que no se han cumplido. Los puntos para la de Grove también carecerán de importancia. Felipe se va, repito, cierra página y cierra libro. Así las cosas, el domingo pasado debía haberse mostrado un poco generoso con Pérez, siquiera para que cuando los melifluos y equidistantes vayan de romería a su santuario, con los bolsillos rebosantes de estampitas de James Hunt o de cualquier otro héroe del motor, Massa pueda decirles: «En México yo era más rápido, pero preferí ser generoso a ser profesional. Y ahora, id y propagad mi palabra.»

Os leo.

1 comentario:

anonimo dijo...

Me produce sentimientos ambiguos. Siempre que se respete el reglamento (que actualmente va y viene sobre cambiar de traza en las frenadas, pero que anteriormente permitía a un doblado hacerle la vida imposible al puntero) es un buen espectáculo el juego de la intentona de sobrepaso.
Pero por ese mismo criterio me hace algo de ruido cuando es con unos sí y con otros no. El que "es duro" debe serlo siempre; y lo mismo para el que "es gentil" (¿Weber?)