jueves, 3 de noviembre de 2016

Pascal y el efecto Magnussen


Se veía venir, de hecho he escrito bastante sobre esta peculiaridad de las aficiones como la nuestra. Pero no puedo ocultar que me entristece bastante comprobar que la prisa por retirar a determinados pilotos para que entrara sangre nueva, nos está llevando, al final, a comenzar a pensar en si los integrantes del reemplazo cuentan o no con planes de pensiones.

Max, y pare usted de contar. Y porque el holandés lleva un pepino bajo el culo ahora, que si no, estaríamos clamando para que se lo dieran a la mayor brevedad posible. Pero, ¿y el resto?

La verdad es que no hay tanto monoplaza realmente bueno a disposición de tanto talento, pero si ya resulta caro llegar a la Fórmula 1, en esfuerzo, en sacrificio y en pasta, ver languidecer a los jóvenes del séptimo puesto para atrás, a veces sobre auténticos hierros, es un espectáculo bastante lamentable, no porque no sea hasta cierto punto lógico que así suceda, sino porque tal y como están las cosas en la Fórmula 1, quien no pilla cacho se convierte rápido en carne de matadero.

El caso de Pascal Wehrlein es paradigmático. El campeón 2015 del DTM conduce en la actualidad un Manor, y aunque dicen que Mercedes está velando por su carrera para hacerle llegar más pronto que tarde al equipo oficial, lo cierto es que la escudería reina ya cuenta con dos espadas de nivel a los que no se prevé jubilación sino cuerda para rato. Si a esto sumamos que los contratos actuales no prevén que pueda venir otra marca a descubrirte, como ocurría antaño y ha pasado recientemente con Renault y Carlos Sáinz, me da que la historia del alemán puede terminar como el rosario de la aurora.

¿Otro año más en Manor? Disculpadme, pero esto, suena más que a favor, a condena.

Foguearse es una cosa y quemarse es otra bien distinta, y Red Bull, como de costumbre, ha pensado en esto mucho antes que nadie. También es verdad que la promoción de Verstappen resultaba más sencilla con un Kvyat en Milton Keynes...

En fin, como mencionaba hace un par de párrafos, el camino de Pascal parece sellado por arriba, sellado a los lados por contrato, de momento, y sellado en cuanto a expectativas porque por muchas vueltas que le demos: Manor es Manor, y en 2017, con normativa nueva, incluso podría llegar a ser más Minor que ahora.

Y el caso es que recuerdo el prometedor ascenso a la nada de Kevin Magnussen durante 2014 al volante de un McLaren, que en la actual F1 poco se puede hacer para cambiar este tipo de situaciones, y, con profundo pesar, que a las estrellas se las deja brillar o se apagan.

Os leo.

1 comentario:

anonimo dijo...

Es lamentable, pero no es nuevo. Pascal debe "bailar con la mas fea" pero ¿No lo hace también Esteban Ocon? Esteban ha batido a Max en categorías anteriores a la F1 y ahora lo ve desde el otro extremo de la grilla.
En la historia de la F1 ha habido pilotos con mejores oportunidades de otros, algunas veces acompañadas de talento, otras no. ¿No eran mas talentosos Guerrieri, Fontana, o Tuero que Mazzacane? Y sin embargo el último estuvo en la F1 mucho más que los otros. Fontana batió a Ralf Schumacher en F3, y sin embargo Ralf se mantuvo en la F1 (en varias temporadas en equipos de primer nivel) durante años. Fangio llega a la F1 por un programa estatal ¿Los auspiciantes no habían visto en él nada bueno? Johnny Cecotto era extraordinario, y sin embargo...
Espero que en algun momento se revierta, pero lo veo poco probable. Hoy por hoy una empresa que esté dispuesta a pagar millones por la carrera de un determinado piloto va a estar mas pendiente de ubicar su producto en un determinado mercado (por ejemplo el país de donde vino el piloto) que en su talento.