jueves, 24 de noviembre de 2016

L'era del cinghiale bianco


Este próximo domingo no será otro cualquiera. Para mí y los de mi generación, o sea: cuatro gatos que aunque ahí le anduvimos no vimos correr a los Picapiedra en el rocódromo oval de Piedradura, el Gran Premio de Abu Dhabi 2016 supondrá un punto y coma de lenta digestión.

El otro día me despedía de Felipe Massa, mi Felipe. El próximo lunes, seguramente lo haga de Jenson Button. Y aunque Mark Webber ya se despidió de la Fórmula 1 a finales de 2013, parece que resulta adecuado hablar hoy de él, ahora que ha terminado la temporada del WEC y el aussie cuelga los guantes y el casco, tal y como anunció hace un par de meses.

Toca hablar de canas, de gente que enseña cartón u oculta como puede la lorza y la barriguilla, de peluquería y tinte, de qué cojones pasa que cada día me veo mejor. También de: hija, si parece que fue ayer cuando te ayudaba a hacer los deberes mientras el Nano intentaba dar por el saco a Lewis Hamilton en McLaren...

Vienen arreando y les falta sitio. Nosotros, los de la cultura del jabalí blanco somos un escollo que irán salvando en cuanto nos decuidemos. Primero con mentirijillas y números, y estadísticas; después porque van más rápido y se manejan mejor entre tanta complicación digital; y luego, porque la edad es un grado y a nosotros siempre nos quedará como argumento de peso, la certeza de saber que hemos vivido una etapa única de nuestro deporte que no podrán saborear jamás.

Los yogurines no entienden de qué va esto, pero tampoco importa demasiado. Hoy no escribo para ellos, lo hago por los que sabéis quién es realmente Mark Webber, qué ha significado, y entrevéis que el próximo domingo, cuando termine el jaleo en Yas Marina, el telón habrá bajado unos metros más.

So long, aussie. Thanks, mate!

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