jueves, 17 de noviembre de 2016

Azul y la naranja mecánica


Azul sabe que los listos de la clase se ríen de ella, pero hace como que no le importa porque si los mandara a tomar por donde amargan los pepinos, como le pide el cuerpo, la estigmatizarían como me estigmatizaron a mí...

La Fórmula 1 no es un lugar lindo en el cual envejecer. Tarde o temprano te acabas sabiendo todos los trucos. Ellos son como el mecanismo de un chupete. Tú llevas grabado a fuego en la frente que la única diferencia entre presa y cazador consiste en que uno de los dos conoce cuál va a ser el siguiente movimiento del otro. 

A cambio, donde antes disfrutabas poniendo una bolita biodregradable de 6 mm. en el centro del casco de un tipo que te andaba tocando las pelotas, para que el ¡ting! correspondiente le avisara de que seguías vivo y le habías visto, ahora te conformas con discernirle a más de kilómetro y medio de distancia —presto a deplegar sus plumas de urogallo en celo para engatusar al respetable con un enigma evanescente que cabe justito en 140 caracteres—, y saber que puedes hacerlo de nuevo, pensando luego en el precio que tiene la coño bolita, para deslizar suavemente el dedo índice del gatillo del Dragunov, sin apretarlo, y soltar por la boca un ¡bang! cuya vocal elongas lo que puedes mientras buscas el vasito de whisky con la mano, para darle un sorbo como homenaje a la salud que has ganado desde que sopesaste lo inútil que resultaba batirse el cuero con moscardones.

Está jodida la cosa, Azul. Hace años dejé de hablar de mi colección de cochecitos escala 1/43 y 1/18, de mi San Antonio Spurs, de la Conferencia Oeste, del Saint Louis de béisbol, cuya gorra roja me regaló un tal Tim Sherman Shelinsky. Ni se me ocurre mencionar la NFL, la AHL, los All Black ni el Seis Naciones. De golf, ni me atrevo, que Peggy pantorrillas me llama cuñao y me desconcierto...

La vida está llena de pequeñas y grandes renuncias. Creo que he pecado en todas. Pertenecer al rebaño conlleva ciertas gabelas, aunque hay cosas en las que no me da la puñetera gana ceder ni un milímetro. Verstappen es una de ellas, y el caso es que el chiquillo de Jos está en el candelero ahora mismo, después de su grandísima actuación en Interlagos.

Sólo conozco un individuo que se mostró receloso con la llegada del holandés a la Fórmula 1, que avisó que lo había apuntado para estrella. Que precavió a Carlos Sáinz de la que se le venía encima. Que advirtió que los números del madrileño jugarían en su contra, que las palabras de Tost se las llevaría el viento. Que alabó el «no» rotundo del chaval a la orden de ceder el puesto a su compañero, que solicitó que no lo viciaran y le dejaran ser él mismo. Que lo ha señalado como uno de los bendecidos por Charlie Whiting...

Yo, el del párrafo de arriba soy yo. Una luz cegadora no me tumbó del caballo. Tampoco descubrí a Max a la primera. Desgraciadamente no soy tan afortunado. Por eso me jode sobremanera que por meterse con Pedro Martínez de la Rosa, los listos de la clase se rían de gente como Azul en las redes sociales. 

Todo el mundo es mejor que Pedro, se equivoca menos, acierta más. Vale, pero no me jodas que para hablar de Max tengamos que hablar de Pedro sin mencionarlo, salvo para que aflore esa tendencia cainita, tan nuestra, que nos lleva a elaborar tesis filosofales sobre chorradas con tal de dinamitar al mejor comunicador que tenemos.

Quizá Verstappen no descubrió el Mediterráneo el domingo pasado. Tal vez las trazadas inventadas no sean creación suya, pero nos hizo levantar del colchón en que dormimos. Seguro que no tiene por qué recordar a Senna, o a Fernando en Hungría 2006, pero puso, hace unos días, ese puntito de pimienta que nos resulta tan y tan agradable en una carrera, y tan sólo por eso ya merece que nos quitemos el sombrero.

Max ha llegado para quedarse, esto es obvio, y lo único que nos faltaba es que los listos de la clase traten de cuantificar científicamente, y calificar objetivamente, lo que es sin duda un hecho extraordinario. ¡Ting!

Cuando Pedro ponía su dedo en la invención de trazadas del hijo de Jos, nos estaba recordando que cuando un piloto tiene hambre no cabe poner puertas al campo. ¡Ting, ting! Qué cojones importa, me pregunto entonces, Azul, que lo que sentimos hace unos días a cuenta del chiquillo, eso tan genuino y nuestro que no se nos olvidará jamás, tenga, para ser válido, que pasar por el fino colador de los que dicen caminar sobre las aguas. ¡Bang!

Os leo.

8 comentarios:

Bertor dijo...

Max es el primero que nos hace sentir como antaño, cuando pilotos de diferentes escuderías luchaban de tú a tú y se dejaban la piel en el asfalto para lograr una victoria. Me considero Alonsista porque Alonso es español (razón absurda en realidad) y porque sus campeonatos se lograron luchando y sacando lo mejor de un coche a priori inferior, pero que supo desarrollar y manejar con brillantez. Veníamos de una época aburridísima en que las carreras se limitaban a ver dos coches rojos delante que ni siquiera competían entre sí. Schumacher ha sido un piloto que pasará a la historia, pero sólo pudo disfrutarse de su pilotaje cuando tenía rivales en McLaren.

Button y Vettel ganaron campeonatos casi sin despeinarse (aunque Button sufrió lo suyo las últimas carreras, cuando no tuvo tanta superioridad) y Hamilton ha tenido un cochazo estos años, aunque hay que agradecer la chispa de creer que Rosberg podía quitarle el título...

Los únicos que ganaron campeonatos reñidos en los últimos años creo que han sido Raikkonen y el Hamilton de McLaren. Ojalá el año que viene se barajen cartas y salga una mano igualada, con un McLaren competitivo, un Ferrari a la altura, un Red Bull similar y un Mercedes que mantenga los galones. Y con Alonso, Vettel (o Raikkonen), Max, Hamilton y Rosberg luchando, no nos aburriremos...

Anónimo dijo...

Vettel es quien le pone en aprietos a Button en 2009. En 2010 gana el mundial en la ultima carrera y en 2012 protagoniza la mayor remontada de la historia para llegar a jugarse el mundial de nuevo contra Alonso y en la ultima carrera el titulo. Para mas inri en una carrera de seco, lluvia y caótica. Si eso no es jugarse el mundial......pero vamos,que sin despeinarse. Esta cantinela ya me la se. Ahora Max es un genio y un diamante,como lo fue Vettel cuando gano bajo la lluvia con un Toro Rosso entre otras cosas. Todos a hablar maravillas,incluido el dueño de este blog.El problema de Max sera cuando empiece a ganar,si es que lo hace porque Ricciardo se lo ha merendado este año y se lo merendará el año que viene si le dejan. Ahí se acabarán las loas. Es un piloto bueno,sin duda,pero por favor que alguien compare sus números contra Ricciardo este año, donde al australiano le han privado de dos victorias clamorosas y aún mucha más diferencia. EN mi opinión solo hay dos pilotos que están por encima del resto: Alonso y Ricciardo. En el siguiente grupo meto a Vettel,Hamilton,Rosberg y quizás Max.

Anónimo dijo...

la principal diferencia está en los coches. Con un coche dominador y que se adapte al estilo de pilotaje del piloto, sin duda Vettel es el mejor. Ahí podrá centrarse en clasificación y jugar su mayor virtud, hacer la pole y correr solo como un tiro. Ahí como dijo Alonso es inalcanzable. Pero con un coche normalito o malo, que es donde se ve al verdadero piloto, Alonso es sin duda el mejor piloto de la historia. Hamilton se acerca, aunque ya vimos sus carencias en McLaren, sin embargo Alonso jamás ha tenido carencias en ese sentido. Hay mucha diferencia entre Alonso y el resto.

Bertor dijo...

Cómo me gustaría una F1 con un coche único para todos... algo imposible por definición, pero ¿cuántas veces no lo hemos pensado? Sería la mejor manera de saber quién es realmente el mejor piloto...

Anónimo dijo...

Bertor,no hace falta.A una vuelta o con aire limpio,o sea velocidad pura que no es lo importante:Vettel,Hamilton, Ricciardo y Rosberg,en el orden que quieras.Con lluvia también,aunque ahí quito a Ricciardo y a Rosberg.En el resto de ámbitos,es decir,carrera pura y dura con aire sucio,adelantamientos,defensa,estrategia,constancia,lucha y llevar un coche malo al límite:Alonso y varios escalones por detrás el resto,en el orden que quieras.Quizás Ricciardo es el que más se le acerca,pero hay muchísima diferencia entre él y el resto.De hecho si mal no recuerdo en lo único que pudo superar Vettel a Ricciardo fue en clasificación,en adaptación de coche se lo llevó puesto en cuanto el coche dejó de sobrevirar a lo bestia y reaccionar como necesita.Repasando la historia sólo encuentras parecido a Prost y a Schumacher,pero lo que ha conseguido el astur este año con esa castaña no lo habría conseguido El Profesor ni en sueños por muy completo que fuera.Quizás Schumacher,pero lo dudo visto que su punto débil fueron las gomas.Para Alonso ni Michelin,ni Bridgestone ni Pirelli.Le da igual y si no mira Button,un campeón del mundo y del nivel de Hamilton,Vettel,Kimi y demás.Hay un mundo entre los dos.No hace mucho Briatore lo dijo,si en la F1 se corriera con el mismo coche Vettel o Hamilton se repartirían las poles y Alonso ganaría el mundial.Creo que el mundo entero pensamos lo mismo.

Anónimo dijo...

Las grandes gestas siempre se han escrito en mojado, es lo que da salsa al tinglado. Donde los peligros crecen exponencialmente y destacan el talento y las manos del piloto.



King Crimson

Anónimo dijo...

Y otra cosa que se me quedó en el tintero. ¿Por qué será que nunca hay carreras aburridas en mojado? Por algo será...



King Crimson

Anónimo dijo...

Como todo pan al que quitan prematuramente del horno, le falta pelín de cocción.

Mucho potencial, sobre una fina montura que se deja conducir a lo Mad Max. Pero aún, mentalidad de kart. Individualista y temerario. Así no ganará campeonatos.

Casi pierde el control ingresando a recta. De habérsela pegado nuevamente, sería un poquito menos de Senna y más de Ole chaval! Será la próxima...

Sus 19 y Redbull, se pueden permitir romper varios monoplazas más. Pero habrá que verlo en Mónaco el año próximo, 3 son demasiadas.