lunes, 21 de noviembre de 2016

Así, en general


No tiene precio comenzar la mañana moviendo el esqueleto al ritmo de Love Runs Out (OneRepublic) con Eileentxu mirando como si te hubiéses vuelto loco, eso sí, mientras busca refugio bajo la mesa por si en un descuido se me suelta un brazo y le cae encima...

Luce un día precioso y conviene empezarlo confesando públicamente algún pecadillo. No sé,  que tienes preferencia por grupos que cantan en inglés, por ejemplo, porque del idioma de los anglosajones entiendes lo justito cuando te lo hablan y aunque a lo peor te andan llamando cabrón, como no te enteras...

Las voces se funden con el resto de elementos sonoros en las canciones, son ruido melodioso y se hace la magia. La tuya, se entiende.

Aunque os parezca increíble, pertenezco a aquellos tiempos en que a los cantantes y los grupos no les hacía falta grabar vídeos. Cantaban, tocaban, sonaban bien o mal, y salían incluso en un Los 40 Principales en que no hacía falta ponerte la oreja a la plancha con una mierda cualquiera, para convencerte luego de que está en el top por méritos propios y no por machacona rutina. Luego llegó el dinero y se jodió la marrana, todo empezó a estar programado en la escaleta...

Hay una escena maravillosa en la película Brazil —pronunciar en british, please, because it is a film of the great Terry Gilliam—, que transcurre en el interior de un restaurante. Os cuento: los comensales piden platos diferentes atraídos por las sugerentes imágenes que aparecen en el menú, pero cuando los sirve el maître, todos se componen de las mismas bolas de puré, aunque con diferentes colores y acompañadas por la correspondiente fotografía que las hace reconocibles al paladar [dentro vídeo].

Que Brazil sea una obra de 1985 debería hacernos pensar en lo poco que hemos mejorado a la hora del consumir de forma responsable en treinta años...

En fin, nos la siguen metiendo doblada en cuanto el sistema tiene oportunidad —menciono el sistema sin ninguna connotación política, palabrita del Niño Jesús—. Nos venden la moto a la mínima. Todo sigue siendo precioso en la fotografía, otra cosa es a qué sabe el puré.

Y vengo con todo este lío a cuestas, porque para una vez que Bernie es sincero, la peña no entiende qué está sucediendo con el bistec y las patatas fritas.

Ferrari y Mercedes-Benz no son indispensables porque para sobrevivir a las próximas tormentas, la bruja de Blancanieves ya tiene a Red Bull. Las carreras podrían dividirse en dos, o tres, con tiempo suficiente en los intermedios como para que los medios entrevisten a los pilotos. Nos hacen falta doce Lewis Hamilton, o trece. Puede caer Singapur, quien no paga no sale en la foto... Los aficionados no importan porque el target del negocio son los septuagenarios que gastan Rolex, aunque al final tienen la culpa por andar exigiendo sandeces...

Pero no temáis, a la vuelta de la esquina nos ponen una fotito guapa de Ayrton Senna o Michael Schumacher al lado del plato, y comprenderemos entonces que el puré sabe a Fórmula 1 de la auténtica.

Os leo.

2 comentarios:

Ernesto Gonzalez dijo...

Esto me suena, cuando en los inicios de 2015, yo me tragué con patatas aquellas promos del equipo McLaren con hashtag incluido. Iluso de mí, hay caramelos en todas la esquinas.

Como siempre Bernie juega con ventaja, trae un nuevo bistec con patatas que al final será el mismo bistec de siempre. Además tendrá de su parte a algún figura y una parte de los medios que se encargarán de promocionar y calificar el nuevo plato del chef como excelente, incluso antes de probarlo. Pero ‘its Bernie’ y hay que alabarle incluso cuando mea fuera de tiesto.

De los doce ‘Lewisitos’ (con permiso uso el término que me gustó un rato) necesarios, media docena serán para atender a periodistas y fotógrafos, de forma simultanea y para que no se produzcan aglomeraciones. Un ‘Lewisito’ más estará haciendo algún montaje fotográfico para subir a su perfil de Instagram, pues 30 o 40 minutos de descanso en el nuevo formato darán para mucho. Aún quedan cinco 'Lewisitos'.

Por las gradas, andará el nuevo chico de oro de la Formula 1 repartiendo Heinikens y firmando autógrafos sin olvidarse de que por cada bebida repartida tiene que repetir el eslogan: “Si bebes, no conduzcas”. Papá Jos, estará atento para darle un capón al chiquillo por cada vez que se le olvide repetir el eslogan. Para amenizar la Heiniken de los septuagenarios desconcentrados de escuchar el tic-tac de sus Rolex, habrá otro ‘Lewisito’ haciendo malabares. Evento que sólo se disfrutará en las pantallas gigantes de los circuitos y cuya realización contará con la colaboración de Fernando Alonso, siempre que al asturiano no le dé por tumbarse a tomar el sol con sus cabellos al viento o tenga que empujar su McLaren camino del garaje.

Todavía hay cuatro ‘Lewisitos’. Las puertas del garaje de Ferrari se abrirán cada fin de semana de Gran Premio para representar una escena de terror, una especie de ‘Maranelloween’ en formato reducido, que contará con las actuaciones estelares de Sergio Marchionne y Maurizio Arrivabene; y tendrá un speaker de lujo como Luca Baldisserri. En este momento, otro ‘Lewisito’ estará rompiendo la habitación de su hospitality por algun motivo incomprensible. Niki aprovechará la pausa para dar después, detalles a los medios.

En el podio, el simpático Ricciardo ofrecerá su bota para beber champán a los aficionados mientras se hacen un selfie franqueados por un tristón Vettel y un Kimi feliz, comiéndose un helado. Durante todo el descanso estará prohibido mencionar o enfocar a Nico Rosberg ya que no existe, no vende y es producto de tu imaginación.

Los tres 'Lewisitos' finales estarán reservados para hacer algo que esté de moda, como un 'Mannequin Challenge'. Me imagino tres 'Lewisitos' sentandos en el WC haciendo caras... no, mejor no me lo imagino.

Por último y para los aficionados que desde sus casas puedan permitirse pagar este bistec con patatas, en el momento del descanso y por si se han dormido de aburrimiento o están desconcentrados, de los televisores saldrá la mano rugosa y peluda de Bernie para darles una colleja y avisarles de que empieza lo mejor del Gran Premio, 30 o 40 minutos donde las televisiones se hincharán a dar publicidad; bien para hacer el invento más rentable por lo caro del asunto o para que Bernie tenga una excusa para subirles la cuota a los operadores de TV.

– ¿Quién ganó el Gran Premio?
– ¡Qué más da!, pero el bistec no había quien lo masticara.
– El bistec siempre ha estado igual, equilibrado y en su punto. El tema es que no sabes, el bistec con patatas es algo muy complejo.

Anónimo dijo...

Otro que se baja del carro.

Malasia no prorrogará su contrato con la Fórmula Uno a partir de 2018

"La organización de F1 es demasiado cara", explicó el ministro malasio, que se lamentó de la caída del turismo para presenciar el gran premio de Malasia, según el medio local Bharian.

La medida no se aplicará con el motociclismo, que sí cuenta con una concurrida afluencia de aficionados.


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