viernes, 28 de octubre de 2016

Un futuro merecido


Decía mi abuela que la prisa es mala consejera, y si traigo a colación una de sus frases más míticas, no es por otra razón que por recalcar (una vez más), que la mayoría de ansiedades que sufrimos no son naturales, sino postizas, impuestas fundamentalmente, por una prensa que necesita imperiosamente acertar, dar en el clavo antes que la competencia o recordarnos al menos tres veces al día, veintiuna por semana, que ella lo dijo primero.

Y el caso es que echando la vista atrás —tirando de hemeroteca, que se dice ahora—, encontramos más cagadas que aciertos, más silencios que solicitudes de perdón por precipitarse, en definitiva, más de lo que ya sabemos que de lo que nos contaban.

El arte de ver el futuro es complicado incluso para quienes dicen dedicarse profesionalmente a tan arriesgado menester. Y no me refiero sólo a los videntes. Economistas, abogados, políticos, tertulianos de todo pelo y condición, y sin duda periodistas, incluso de los llamados serios, llevan años jugando a discernir el mañana a través de las aguas y los reflejos de una bolita de cristal. Y la cosa trasciende sus límites lógicos, y se pega en la fina piel del vulgo, y acabamos viviendo todos en un estado de estrés permanente como no tengamos a mano un ¡ya lo dije!

Dos sopapos a tiempo nos lo habrían evitado, pero ya es tarde para eso. Y así las cosas, cogemos un chaval como Carlos Sáinz, que recién acaba de empezar su carrera en la Fórmula 1, y de puro sobarlo, casi lo estamos jubilando.

A ver. En 2008 nadie imaginaba siquiera que Sebastian Vettel acabaría ganando cuatro campeonatos seguidos para terminar ahogándose en Ferrari. Se pedía cautela con él, Red Bull no parecía el mejor lugar para prosperar... Con Hamilton pasó tres cuartos de lo mismo: nadie imaginó jamás que sería en la Mercedes donde se asfixiaba Michael Schumacher, donde el británico lograba su segundo y tercer título... Y de Fernando, para qué hablar...

Pero a lo que vamos, que me distraigo. Sobre Carlos existe en la actualidad una presión tan grande como boba. El paso de Max a Milton Keynes ha surtido el efecto de una lavativa al respecto del futuro del madrileño. La prisa ha manchado los pantalones de más de uno, pero los cierto es que todavía desconocemos si Verstappen se adaptará bien a la normativa 2017, por ejemplo, o si será verdad que Red Bull puede mantener el pulso a Mercedes el año que viene. Ni siquiera sabemos si Brackley estará en la pomada o si las unidades de potencia Renault estarán a la altura. ¿Y si Ferrari da con la tecla? ¿Y si Williams o Force India se postulan como candidatas al título? ¿Y si las previsiones de McLaren son certeras...?

Lo decíamos esta mañana: después de Abu Dhabi todo será borrón y cuenta nueva, lo que me anima a pensar en que Carlos está en un lugar que conoce bien, Faenza, y dispuesto a seguir dando el 200% cada vez que sale a pista. Además, Toro Rosso llevará el año que viene propulsores galos, y su padre, don Carlos, ha comenzado a mover hilos para que no le ocurra a su chico lo que le sucedió a Jaime Alguersuari.

Os lo he dicho muchas veces: éste no me parece el mejor lugar para el español, pero poniendo en la balanza los pros y los contras, con tanta niebla y tanta interrogación como hay delante, no seré yo quien lo dé tan pronto por arruinado en la competición.

Sáinz es joven y como decía el otro día a cuenta de Verstappen, él también tiene por primera obligación la de crecer. El tiempo nos dirá luego si ha acertado o se ha equivocado, pero para eso, recomendaría que regulásemos la bolita de cristal en fecha tal que a partir del verano de 2018, nunca antes.

Os leo.

2 comentarios:

anonimo dijo...

Coincido parcialmente. Creo que es bueno evitar precipitarse, pero la F1 algunas veces ha premiado a los precipitados. Jos movió rápidamente los hilos de Max y ahí lo tienes en un equipo de primera línea de F1 mucho antes de llegar a los veintes, y éso que no contaba con un palmarés que impresionara.
Creo que Carlos hace bien en quedarse, básicamente porque ir en contra de su contrato puede jugarle en contra. Y mientras se queda que dé lo máximo de sí y que se lleve lo que pueda (entrenamiento, aprendizaje, amigos). Wurz y Button saben lo que es entrar en la disputa por contratos. J Villenueve también quedó en BAR en contra de su voluntad cuando el equipo despedía a su mentor menos de una semana de renovarle a él.
Tanto Carlos Sr. como Jr. pueden "mientrastanto" tocar puertas. El 2017, con reglamento nuevo, se verán cuáles escuderías andarán cortas de cospeles ("tokens") hasta el siguiente cambio de reglamento. Pasadas un par de carreras, con Carlos Jr. demostrando su habilidad al volante, quien dice que no tenga un contrato en mano para 2018 en un coche algo mejor.

Anónimo dijo...

No se debe jamás subestimar la fuerza del poderoso caballero Don Dinero. Es quien mantuvo en su asiento a Kvyat, a pesar del ojillo malo que pesa sobre él.

El mismo halo protector que mantuvo a Felipiño en pista (alguien tiene que llevar gente a Sao Paulo) vale para Sainz. No sea que Fernando finalmente se canse de tanta tontería y lo deje. Carlos es quien recogerá el testigo ante las audiencias españolas.

Verstappen no sólo emerge a partir de los hilos de su padre. Bernie, de la boca para afuera prefiere gerontes que luzcan Rolex. Pero sabe que la F1 necesita reciclarse, incorporar fans jóvenes.