sábado, 14 de mayo de 2016

Podemos morir mañana


Alguien se equivocó en Rusia, o antes o después de Rusia, o cuando se afirmaba que Fernando Alonso se había equivocado abandonando Ferrari o se mostraba desmotivado en Woking... Todo parecen equivocaciones a estas horas. El McLaren número 14 se ha metido en Q3 y mañana parte décimo en parrilla para disputar el Gran Premio de España...

En realidad no hay nada nuevo. Bueno, sí: a Mercedes-Benz le dejan retocar la MGU-H de sus unidades de potencia cuando a Honda no se lo consintieron en 2015; este año hay 32 tokens para mejorar los propulsores cuando a Honda sólo le permitieron utilizar 9 durante toda la temporada pasada; y también podría ser que alguien se haya equivocado al respecto de la japonesa, o no haya querido ver, o haya preferido mirar para otro lado todo este tiempo...

Estoy contento con lo conseguido esta tarde, y cansado de aguantar las penas penitas penas de los que se quejan de que las gradas se hayan quedado vacías a la hora de presenciar el resto de disciplinas que componen el programa de actividades en Montmeló.

Existe vida más allá de las entrañas Twitter y más excusas que el «alonsismo» para justificar tanto desaire y ninguneo hacia el motorsport. Las televisiones o las operadoras, o la madre que parió a Peneque, no moverán un dedo por hacer crecer una afición que languidece entre quejas infantiles. Es muy «rojo» lo que estoy escribiendo, pero hay que moverse para que los demás se muevan, y sobre todo: creer.

Mis textos pueden hacer bola, por indigestos, se entiende, pero miradme: estoy orinando sobre las ascuas del fuego que me ha calentado desde que el Nano abandonara Maranello. Luego echaré tierra sobre ellas mientras recojo el cuchillo, el hacha, el carcaj, el arco y el rifle largo, y me ajusto la casaca que me confeccioné con la piel del último oso que cazé... 

El aire huele a diversión y no voy a perdérmela. En carrera puede suceder de todo, incluso que gane un Ferrari, pero el subidón que me ha proporcionado este pasito que ha dado hoy Woking, no me lo quita nadie.

«Di a aquellos que amas que realmente los amas y en todas las oportunidades, y recuerda siempre, que la vida no se mide por la cantidad de aire que respiraste, sino por los momentos que tu corazón palpitó fuerte: de tanto reír, de sorpresa, de éxtasis, de felicidad, sobre todo: de querer sin medida.»

Podemos morir mañana. Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre ma ha parecido digna de admiracion la posicion de nuestro Alonso, que prefiere morir con las botas puestas a vivir con la cabeza agachada. Es un campeon, lo ha sido siempre y lo sera hasta que el decida jubilarse, independientemente de los resultados. En lugar de sentir la admiracion que se le debe, los mediocres critican a alguien con la seguridad en si mismo para hacer lo que muy pocos se atreven a acometer; cruzar el abismo en una cuerda floja, y sin red.
Yo tambien me alegro de que las cosas empiecen a tomar otro giro en McLaren. Una actitud como la suya merece recompensa.

pocascanas dijo...

Y mañana, a poner el despertador, igual que hoy, porque por acá en el Coño Sur resulta que largan a las 9 y el frío está empezando a apretar...

Chri dijo...

A mi lo que no me gusta es dejar aquel concepto innovador q daba esperanzas, llamale turbina axial, llámale x...para adquirir el concepto convencional. Si eso es así, es dificil llegar vivo al final del desierto. Entiendase la vida como deportista