martes, 9 de febrero de 2016

Crucemos los dedos


Las acciones de la rossa no obtienen respiro. Los mercados no responden como se esperaba pero a cambio, daría lo mismo que nos pusiéramos a invernar hasta la temporada 2017, ya que sin haber recorrido un miserable kilómetro todo el mundo da por seguro que Ferrari puede arrebatar sus laureles a Mercedes AMG este mismo año.

No pretendo hacer de ave de mal agüero, menos con La Scuderia, pero tanto optimismo preventivo como rodea a la italiana puede llevarnos a un soberano chasco a poco que nos pasemos de vueltas con él. Brackley no se ha quedado ni se va a quedar quieta y eso es algo con lo que no se cuenta o con lo que no se quiere contar, que lo mismo da porque resulta igualmente grotesco.

«No hagas preguntas y corre» le decía su ingeniero de pista a Lewis en Monza, y el británico callaba la boca, apretaba los dientes y extraía de su estrella de plata eso que tantas veces hemos intuido que llevaban oculto en sus entrañas, que no han sabido parar ni la prohibición del FRIC ni la adopción de un segundo lector de caudal de combustible. 

«Será que con los años me he hecho inmune a casi a todos los pecados. Normal me dé pereza ir al infierno si entro y salgo a diario de él» me canta Miguel Bosé mientras me solicita temperatura en estas primeras vueltas de 2016. Y le hago caso y me muerdo la lengua mientras pienso en que a Red Bull le tomó su tiempo convertirse en campeona, en que Mercedes mordió el polvo durante cuatro años largos antes de situarse en lo más alto del podio para ridiculizar desde allí a sus rivales.

Besar el santo y Maranello nunca han sido sinónimos, y como tantas veces he compartido con vosotros, pienso al hilo, que puede resultar contraproducente que exista hoy en día tanta presión sobre la de Il Cavallino y sus hombres. Allison tiene ante sí un auténtico reto. Lo llaman 667 por no llamarlo 666, leyenda urbana que jamás llegó a concretarse a pesar de que sonaba el nombre de Rory Byrne entre sus hacedores. En el fondo es el mismo auto: ése que sacará a la rossa de ser segundona.

Pero Marchionne tiene su propia hoja de ruta y empieza a deber favores en el paddock, como Montezemolo. 

Tanto coro entonando «sólo Maranello puede plantar cara a Brackley» comienza a sonar empalagoso, artificial y pelín excesivo. Veamos primero los coches y cómo se desenvuelven en Barcelona. Olvidemos entretanto las bolsas y su caprichos. Pero sobre todo: crucemos los dedos porque intuyo que a los tifosi nos puede hacer falta esa pizca de suerte que siempre nos ha resultado esquiva.

Os leo.

3 comentarios:

chema dijo...

Hay que ser muy cautelosos como bien dice Seb, pero creo que si hay una escuadra capaz de hincarle el diente a Mercedes este año esa es Ferrari. Muchas ganas de ver el nuevo chasis Allison y el rendimiento de la PU.

brutus dijo...

Dependerá de cuantas acciones de Ferrari tenga Bernie t compañía

chema dijo...

Claro y las inversiones de la scuderia, el trabajo de ingenieros, técnicos, mecánicos, y pilotos no valen una mierda como diría aquel...