jueves, 2 de julio de 2015

El «show» debe continuar


Vivimos tiempos alarmantemente volátiles donde la memoria apenas supone un encender y apagar la bombilla de la mesilla de noche. Pestañeas y ya está, el pasado es olvido y el presente, algo que sabes que no te pertenece, que se escapará entre los dedos; que no volverá y a otra cosa, mariposa. Y el futuro, una zanahoria que compromete el presente y cincela el pasado porque jamás cumple su promesa de tratar en vida a todas sus hijas por igual...

Nos quejamos de lo que nos sirven en el menú pero no sabemos bien ni de qué ni por qué lo hacemos. Un sinvivir en el que lo de menos es que acertemos, porque lo importante parece que es continuar, infatigables al desaliento, leales al Leónidas que defenderá las Termópilas del espectáculo ése que debía haber amanecido con el advenimiento del proveedor único de neumáticos y el paso de los V10 a los V8, que sin embargo, no vemos por ningún lado nueve años después.

Y no hay retirada posible porque en retaguardia, las ametralladoras aliadas baten el terreno para que nadie tenga la ocurrencia de volver sobre sus pasos. Ya sabes, como en Stalingrado. Tu compañero abre camino armado con un fusil y tú avanzas tras él, con un peine repleto de proyectiles a la espera de que si lo tumban las balas enemigas, seas capaz de coger su herramienta para seguir desollando el terreno, con la esperanza de que la rodina te tenga en sus pensamientos y te cuente entre sus numerosos héroes.

Hay malestar pero nos da miedo mirarlo a la cara. Nos prometieron espectáculo y ése es el principal mal de todos. Nos llevaron a tomar por el saco huyendo de las leyes antitabaco y la vieja Europa, nos dieron DRS para facilitar los adelantamientos y ruedas que se suponía durarían un suspiro. Nos hablaron de un valhalla que eclipsaría todos los cielos conocidos, pero el saldo huele a tierra quemada donde no cabe ya echarse un cigarrillo después del polvo, pues ni siquiera eso está bien visto ahora. Buscábamos todos juntos sobrevivir a cualquier precio, pero está claro que nos hemos inmolado por nada.

Y así, no es de extrañar que Max Verstappen prefiera estar un rato con Bernie a rondar a un chavala de su misma edad o una madurita, o pelar la pava con ellas por si hay algo de suerte y puede deslizar la mano bajo sus faldas. Al paso que vamos, Mercedes AMG seguirá dominando incluso en las edades que retrata el Warhammer 40.000, mientras en el hoy de nuestro marcapasos, seguimos jugando a Juego de Tronos y preguntándonos qué coño defiende Jon Nieve en el muro.

El show debe continuar.

Os leo.

2 comentarios:

J-CAR dijo...

¿Grecia? ¿Formula 1? ¿Three Dog Night o Leo Sayer?

https://youtu.be/IUjBiL5lWPY

Saludos

Anónimo dijo...

Grupazo Three Dog Night!!!



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