domingo, 31 de mayo de 2015

De repente


Me tengo prometido no tomarme en serio hasta que mi cuenta de Twitter dé cobijo al menos a 300.000 seguidores. Hacerlo antes me parece un soberano despropósito y más en un medio tan volátil. En todo caso, no me negaréis que sería un puntazo, y no me refiero al volumen de gente que leería tempranito mi tradicional buenos días, sino a que yo me tomara en serio...

Lo menciono, porque de un tiempo a esta parte, se nota una tensión en ese ambiente en concreto, que sólo se puede corresponder a un exceso de autoestima del personal y a un desconocimiento total del terreno que pisa.

En el libro hablo mucho de estas cosas, de cómo renuncié a tener actividad en Google+, de cómo me prodigo poco en Facebook y nada en Instagram, y de cómo elegí Twitter como herramienta para hacerme con las riendas del mundo. También comento cómo he sido consciente siempre, de que mi propósito tenía poco recorrido aunque todavía queden por ahí, ingenuos que toman mis palabras allí como si las hubiesen pronunciado Denis Jenkinson o Javier del Arco.

Es sencillo de entender. En lo que llevamos de texto van 1.080 caracteres, lo que nos pone en que habría necesitado unos ocho tuits para decir lo mismo, eso sí, deshilachado, fraccionado en paquetes de 140 cada uno, y prácticamente ocuparía el doble si lo hubiera encajado en una conversación ya que el nombre de los interlocutores, lamentablemente, también consume espacio.

Como comprenderéis, prefiero echar el ratito aquí en el blog, entre otras cosas porque me divierte escribir mientras sobrevivo a retos difíciles. Y no me miréis de reojo. Esto es tan complicadillo de llevar que de los muchos que andábamos por aquí en 2008, se pueden contar con los dedos de una mano los que aún seguimos en pie.

Y es que de repente he recordado que sigo siendo un completo desconocido que aunque no se toma en serio, está a punto de alcanzar las 2.500 entradas sin haber cambiado de domicilio social, cosa que me parece reseñable ahora que sabemos que los mercados no han pasado demasiada factura a la merma del bipartidismo en las municipales y autonómicas del domingo pasado, ahora que conocemos que el Athletic ha vuelto a caer frente al Barcelona, y en el instante mismo en que seguimos sin saber si Lewis Hamilton desatará una nueva guerra psicológica contra su compañero, toda vez que los dos mantienen contratos vigentes con su escudería, Mercedes AMG...

Pero de todo esto y alguna cosas más, seguro que encontramos hueco para charlar mientras nos acercamos a la séptima prueba del campeonato, el Gran Premio de Canadá, y persevero en alcanzar esa cifra mágica en Twitter que haga de mí lo que no han logrado las 55 primaveras que llevo a cuestas.

Os leo.

1 comentario:

Aficionando dijo...

Pues yo te voy a ajuntar en tuiter. Hace unos días he reactivado mi cuenta que abrí, si no recuerdo mal, en 2010 con un mensaje ridículo: probando. Ya lo borré para ahorrar bochorno.
P.