martes, 22 de abril de 2014

California OFP857 [Sakhir]


No os habéis equivocado de canal, pasa que tanto escribir un día sí y otro también, al empezar mi crónica sobre Shanghai me he encontrado con que no había hecho la de Sakhir, y como no quiero que me ocurra como en algunas ocasiones pasadas, pocas para ser honesto, en las que por aquello de ser cronológicamente coherente, me las he visto y deseado para cubrir adecuadamente los huecos antes de abordar como Dios manda la actualidad.

Total, que como la carrera en Bahrein tampoco es que diera para tanto como para ponerme en plan vagoneta con el asunto de enmendar el olvido, me he dicho: ¡José Antonio, acaba con ella!

Bien, al tajo. Como estaba más o menos previsto, una vez conocida la distribución en parrilla con los dos W05 de Brackley copando las primeras posiciones, quedaba por ver cuál de ellos se llevaría el primer Gran Premio de Bahrein de la historia que se iba a disputar al estilo Abu Dhabi, o sea, arrancando al atardecer y terminando bajo la luz de los focos.

En este orden de cosas y como decía antes, todo, absolutamente todo, parecía estar escrito desde antes del inicio de la carrera, incluso el desinfle de McLaren y el atontamiento de La Scuderia —empiezas el viernes con problemas, calificas a la pata coja y el domingo no hay quien te salve—, pero llegó Pastor y se llevó puesto a Esteban, y Charlie Whiting entré en trance porque podía usar uno de sus juguetes de cuando chiquillo. Y se despliega el Safety Car y Bern amaga con alcanzar la victoria en Sakhir porque es tarde y él también conduce un Mercedes-Benz...

Y sucede el milagro. Unas vueltitas de nada del SC sobre la pista del emirato y de pronto se acaba la economía de combustible, y uno, concretamente yo, que ya se ha acostumbrado a que en la actualidad de nuestro deporte pase como cuando Herbie circulaba sin conductor en las pantallas de nuestra tierna infancia y primera juventud protagonizando Ahí va ese bólido (‪The Love Bug‬), casi me caigo de la silla...

¡Carrerón bestial concentrado en unos pocos giros. Sobredosis, subidón de adrenalina, recarga de pilas y alegría en el cuerpo para toda la semana! Así, como os lo cuento, que hay que vivirlo para creerlo: con combustible para gastar los monoplazas recobran el alma y se ven incluso las manos de los pilotos que los conducen. Unos mejor y otros peor, obviamente, pero con estas cosas el de antes, yo de nuevo, recobra la esperanza y vuelve a creer en el género humano y en este deporte.

Herbie ganó la prueba, como estaba en el guión, pero se abrió la puerta del conductor y por ella apareció Lewis Hamilton, sin duda el héroe de la jornada, como no podía ser de otra manera, mientras al fondo, Fernando Alonso saludaba a su muro desde su F14-T, con el brazo en alto pero quién sabe si con ganas de concluir su gesto con una peineta.

Os leo.

2 comentarios:

Interlagos dijo...

De la carrera de Bahrein lo que más me llamó la atención fue que los equipos aparecían ordenados: Mercedes, Red Bull, Force India, Williams y Ferrari.

Un saludo,

Interlagos dijo...

Por cierto, me encantaban las pelis de Herbie!!!