jueves, 30 de enero de 2014

La bruja Avería


Hoy ha sido un día apacible y productivo aunque sumamente tranquilo en el que he pensado, más que otras veces, en todo aquello que nos rodea como mundillo y a lo que en el fondo estamos muy poquito acostumbrados. Y es que han pasado tantos años en que las averías se contaban con los dedos de la mano, que quien más y quien menos, pensaba que los monoplazas eran poco menos que irrompibles.

Por fortuna, el nuevo reglamento y los primeros días de entrenamientos en Jerez nos han despertado del letargo. Los vehículos vuelven a quebrarse y las escuderías y los motoristas han roto la tregua mantenida durante las últimas décadas, para retomar el sano ejercicio de echarse las culpas cuando las cosas no salen como estaban planeadas, o en su caso, taparse unos a otros las espaldas porque la imagen es lo que cuenta.

Volvemos al territorio que no sale ni en las películas ni en los documentales que versan sobre carreras añejas. Retornamos al partir de la línea de salida, incluso desde la pole, sin tener la certeza de que el coche no te va a dejar tirado y por tanto, hay un 95% de posibilidades de llegar entero a la bandera a cuadros. Hemos desandado sin darnos cuenta el camino de la perfección labrado a golpe de reducción de las revoluciones, de aplicación de mapas/motor enfocados a paliar todo tipo de contingencias, y nos adentramos en el desconocido y sugerente mundo de la incertidumbre.

No quiero ni pensar en qué se estaría diciendo o escribiendo si lo sucedido con Renault y la de las bebidas energéticas en tierras andaluzas, tuviera a Ferrari como protagonista, pero por suerte (disculpadme, se me ha escapado) le ha tocado a la austriaca. Total, que antes de ponerme a escribir estas líneas lo único que he entresacado es que Adrian ha vuelto a Milton Keynes para rediseñar algunas partes del RB10 y que Renault no ha dicho nada al respecto de lo sucedido hoy en Jerez, sin que haya trascendido, por ejemplo, que la gala tenga calibrado el problema y su solución inmediata, y que a renglón seguido, el mago británico haya decidido no perder más tiempo en Andalucía para tenerlo todo listo antes de Bahrein, que podría ser, ya que fue la propia Red Bull quien a finales del mes pasado apoyó la idea de Lotus de retrasar las primeras pruebas de pretemporada.

Sea como fuere, que es a lo que iba, estas cosas eran antes el pan nuestro de cada día en la Fórmula 1. Si no fallaba un motor lo hacían las pastillas de freno, o sus discos, o los muelles de los amortiguadores, o todo junto. Los entrenamientos y las pruebas eran el habitat natural de La bruja Avería, aquella que salía con Alaska en la televisión de cuando éramos mozos, y los Grandes Premios gozaban de un plus en cuanto a espectáculo, ya que nadie se libraba de ser tocado por su malvada varita.

Hemos vuelto de puntillas a contemplar la fiabilidad como ingrediente indispensable y qué queréis que os diga, bendigo la hora en que a la FIA se le ocurrió someter a una vuelta de tuerca a todo esto, porque al menos durante 2014 vamos a tener entretenimiento a raudales. Luego, a partir de 2015, Dios dirá, que a lo peor volvemos por donde vinimos.

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