viernes, 3 de enero de 2014

El espacio es oro en polvo


No hagáis mucho caso de la imagen de entrada, no tiene demasiado que ver con la temporada que abriremos en breve pero en todo caso, la 641 es uno de los pocos coches que me producen vértigo al mirarlo. Líneas limpias, muy afilado, poco ruido publicitario sobre la pintura y un enigmático equilibrio cromático basado en que el rosso corsa destaca sobremanera sobre un escenario donde aunque no lo parezca, el negro es el rey absoluto…

Alain Prost lo condujo tras su salida de McLaren, por eso lleva el número 1 sobre su carrocería, y precisamente el francés ha sido recientemente el piloto retirado que con más vehemencia ha apostado por la revolución reglamentaria de 2014.

No es casualidad, al menos no me lo parece. Ayer mismo en Diariomotor [Fórmula 1. Guía para no perderse durante 2014] comentaba que entre tanto motor turbo y tanta novedad técnica, se nos ha colado casi de puntillas la circunstancia de que los conductores van a ver mejor y más en fechas recientes, lo que sin duda alterará notablemente su forma de competir.

Entre pitos y flautas, el piloto ha ido perdiendo protagonismo en favor de su máquina entre otras cosas, porque la seguridad pasiva le ha ido colocando en una posición dentro del coche, casi tumbada, que ha modelado su manera de combatir en pista. El foco siempre lejos porque el volumen del morro del monoplaza le impide obrar de otra manera. La atención puesta en él, por supuesto, y las referencias, a decenas de metros delante del vehículo, convirtiendo el espacio restante en una tierra de nadie en la que había que adentrarse con suma cautela.

Pues bien, en 2014 los pilotos van a ir más sentados. La caída de la corva del morro en 10 centímetros y la disposición de la punta de la nose apuntando al suelo, han obligado a bajar los pies del conductor, abriendo de paso un vano libre de estorbos que va a servir ahora para acercar las referencias, para ver más y mejor, como decía ayer, y por supuesto para que el hombre vuelva a sentirse más seguro a la hora de tomar riesgos en la conducción.

No vamos a ver carreras de karts, pero sí más nerviosas y con más alicientes. Si antes las curvas se calibraban a metros de su entrada, por ejemplo, ahora se podrán medir cuando el coche está prácticamente encima de ellas, y habrá más tiempo para corregir la trazada, y lo mismo pasará con los rivales cuando hasta ahora, en la montonera, apenas se les veía llegar por los costados salvo cuando ya era tarde.

Independientemente de las inevitables modificaciones que alterarán la forma de competir con la incorporación de los motores turbo y la tan añorada declinación de la downforce, el piloto va a cobrar una nueva importancia y eso hace que 2014 me resulte tan sugerente. Las luchas cuerpo a cuerpo van a resultar más electrizantes sencillamente porque los conductores han ampliado su campo de visión y van a poder reaccionar antes en un ataque o en una defensa de posiciones. Si siempre se ha dicho que el tiempo es oro, ahora el preciado metal calibra no los segundos o las milésimas, sino ese espacio libre de escollos que tendrán ante sí los pilotos más allá de las viseras de sus cascos.

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