viernes, 1 de noviembre de 2013

Kimi el conquistador


Kimi ha bajado algunos enteros frente a determinado sector de la afición desde que se anunció su fichaje por Ferrari para el año que viene. Son de esas cosas que tiene mantenerse en la pomada, que dicen. Hoy estás allí y mañana aquí, aunque para algunos, allí siempre será un lugar mejor que Ferrari…

Sea como fuere, Iceman sigue originando titulares y sobre todo, dando lugar a que las suspicacias le rodeen. Ayer mismo, sin ir más lejos, su ausencia del paddock tuvo como consecuencia un rosario de suposiciones que plasmaron lo que supone la Fórmula 1 en la actualidad: un Emmental en el que los agujeros ocupan más espacio que el propio queso. De forma que se armó una bonita tramoya en base a cosas tales como que el finlandés no iba a correr en Abu Dhabi sin que hubiera razón aparente para ello o a que no iba a hacerlo porque Enstone no le ha abonado todavía los atrasos; a que no iba a aparecer porque estaba hasta la pinza de pelear con un coche con el que no se siente a gusto; a que no iba hacer acto de presencia porque tolera mal que Romain le moje la oreja; etcétera, etcétera, etcétera.

Por fortuna hoy mismo, el rubiales se ha montado otra vez en su coche desterrando tanta trama rocambolesca como se había levantado a su alrededor, y mostrándonos de nuevo, y de paso, que el mundillo es así por mucho que a veces nos cabree, un espacio en el que por falta de información, los bulos afloran y se propagan rápidamente a poco que haya algo de rastrojo seco y un pirómano que le prenda fuego. Del resto, como siempre, nos ocupamos nosotros y nuestra voracidad de candela.

Sea como fuere, resulta evidente que Kimi ha dejado de estar cómodo en Lotus desde que las Pirelli que no han chafado a nadie comenzaron a estropear la exigente capacidad para divertirse de la que hace gala tradicionalmente el finladés. Una cosa lleva a la otra y con un chasis corto y algo nerviosillo que montaba unas gomas inadecuadas, el campeón del mundo de 2007 ni calificaba bien ni desempeñaba adecuadamante su mítico cuidado de compuestos en carrera. Bien, se alarga el chasis de los demonios a partir de Monza para mantener el suave ángulo de caída del rake en el E21, pero a cambio la dirección tiene que endurecerse para no comprometer el rendimiento, con lo cual, el de Espoo sigue sin encontrarse cómodo y lógicamente, pierde el interés, y como Lotus no tiene una cámara frigorífica portátil con helados, Kimi se va a buscarlos a otra parte.

Ahora en serio. Raikkonen es un tipo muy sensible a los cambios que sufre el escenario en el que desempeña su trabajo (ya lo vimos en su anterior etapa en Maranello), y en este sentido, la de Lopez ha cometido pecado con él. Si el año pasado y el comienzo de este suponían para el finlandés un lugar interesante donde disfrutar y disputar carreras, el panorama ha cambiado radicalmente a partir de verano, y entre que el coche no es el mismo ni lo parece, que hay ciertos retrasos en los cobros admitidos por ambas partes, que Kimi ya tiene un pie en Ferrari y consecuentemente ha sido relegado de ciertas zonas sensibles de su actual escudería, lo normal es precisamente, que haya comenzado a aburrirse de manera irremediable.

Doy por sentado que de aquí a Interlagos Raikko puede mostrarse algo más indolente que de costumbre, que a lo mejor sigue discutiendo con su ingeniero de pista o con sus jefes, que si no cobra, dejará ese aspecto a sus abogados, incluso que si la ocasión lo propicia, puede ganar alguna prueba, pero por descontado, que no va a ser el mismo que hemos visto hasta hace unas pocas carreras, porque él, Kimi, es un conquistador que necesita de estímulos constantes y su cabeza, lamentablemente, ya está enfocada a otra guerra.

Os leo.


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