sábado, 2 de noviembre de 2013

Finale


Hay quien no entiende todavía que Ferrari es así, tal cual la vemos, una deidad pagana de pies de barro que se tambalea día sí y día también para permanecer erguida por los siglos de los siglos, soberbia, con la cabeza sobresaliendo por encima de las nubes para que haya otras escuderías que puedan decir que ayer, hoy, quizás mañana, se midieron con ella o incluso la derrotaron sin alcanzar a derribarla.

Esta noche en la que el Dios de mis padres me susurra al oído que tengo que mejorar algunas de mis cosas y Eileen corretea a mi lado como una loca, me ha dado por pensar en que tras unas gafas de pasta negra con cristales ahumados, unos ojos que vieron en vida de todo se han clavado en los del Nano para implorarle que vengue a los tifosi de las tonterías de Montezemolo, y que en la medida de las posibilidades del asturiano, muestre en tierras extrañas que hay vida más allá de los entierros y que La Scuderia sigue mereciendo un respeto que hay que ganar en pista.

No está fácil la cosa pero tampoco imposible. Si Enzo viviera, habría pedido perdón a Fernando en nombre de toda la famiglia, como se lo pidió a Michele, y le habría impelido a llegar más y más lejos, como le sugería a Gilles en aquel juego de dragones rojos que se traían entre manos el canadiense y el italiano cuando el mundo era sencillamente diferente al nuestro. Y es que el de Oviedo y el de Módena, de haber vivido el segundo, habrían hecho buenas migas porque ambos eran y son voraces en las victorias pero sobre todo, en las heridas.

Mañana salimos undécimos pero a pesar de ser un día como otro cualquiera, resulta ideal para tomar vendetta sobre lo que ha ocurrido este año. Un mano a mano con Sebastian en la montonera sería increíble. Una derrota en campo abierto del alemán sonaría como el finale de la obertura de Guillaume Tell...

Soñar es libre y sé que estoy soñando, pero el de las gafas de hace unos párrafos y yo mismo, agradeceríamos el gesto, no tanto por sí mismo, que también, sino por lo que significaría para continuar manteniendo la cabeza bien alta y poder seguir afirmando que uno, yo entre muchos, por ejemplo, es seguidor de Ferrari por su historia y por la de la gente que ha contribuido a levantarla como un puzzle que no cobra sentido hasta que no está desplegado al completo sobre la mesa.

¡Forza, Fernando. Forza. È possibile!

No hay comentarios: