jueves, 14 de marzo de 2013

Revival


De mis años mozos me ha quedado un sabor receloso ante todo aquello que suponga un revival —ribaibal, con todas las sílabas, así en plan pomposo y solemne, como lo pronunciábamos los que apostando por el francés pensábamos que el idioma galo nos abriría las puertas de la eternidad—, porque siempre me ha sonada a sobreexplotación de lo explotado, a nuevo arrejunte de Richard Burton con Elisabeth Taylor tras el correspondiente y sonoro divorcio, para que nos entendamos.

Lo cierto es que vivimos un tiempo de escasez en todos los sentidos, y en lo nuestro, en este bendito deporte que ya se está poniendo las pilas para comenzar a gastarlas desde mañana mismo, aún más.

Lotus Renault, Williams Renault... Obviamente nos faltaba un McLaren Honda para completar el retroceso sentimental a unas épocas que en comparación directa harían palidecer la que vivimos en la actualidad, pero que sirven de azúcar, no nos mintamos, para que nos traguemos sin chistar que esto es igual que aquello y que los récords y hazañas de nuestro hoy valen lo mismo los que se labraron hace ya algunas décadas.

No he incluido a Ferrari porque ya se sabe que estando casada consigo misma in illo témpore, a la de Maranello el paso del tiempo le importa un pimiento, para lo bueno y para lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza y tal. Vamos, que La Scuderia es casi sustancia, una y trina en esto de la F1, poliédrica, en todo caso incatalogable porque gracias a esa tradición de la que dicen algunos que todavía vive contra natura, no tienen necesidad de recurrir a ningún revival para materializarse como una apuesta viable o como un nuevo trompazo.

Williams Renault, Lotus Renault, venía diciendo, necesitaban de algún tipo de apoyo en el mosaico que lleva Bernie componiendo desde hace unos años, y aprovechando las supuestas horas bajas que se dice está viviendo la de Woking (expoliada por Mercedes y sin Hamilton), qué mejor que se insinúe un binomio tan sugerente como el que se propone al escuchar las palabras McLaren y Honda. McLaren Honda y el MP4/4 durante 1988; McLaren Honda y Ayrton Senna; McLaren Honda y Alain Prost; McLaren Honda y Suzuka 1989; McLaren Honda y cuatro títulos consecutivos en pilotos y constructores...

¡Uf!, como diría Pedro García Aguado, ¿quién es el guapo que se resiste a sucumbir al hechizo?

Y el caso es que conviene recordar que Honda abandonó la F1 tal que a finales de 2008, acuciada se dijo, por la crisis, dejándole los trastos a Ross Brawn para que el británico arrasara al año siguiente con el Brawn GP001 que daría a Jenson Button su primer y único título mundial, y para convertirse en 2010 en Mercedes GP, firmando así el retorno de la de Stuttgart tras décadas de ausencia y larvando de paso, el desencuentro entre la alemana y McLaren.

Y a uno, a mí, malpensado siempre, le da por cabilar en si no habremos estado viviendo uno de aquellos tormentosos episodios que protagonizaron Liz y Richard mientras estuvieron casados, mientras se divorciaron y mientras se volvieron a casar para divorciarse definitivamente, en el que Bernie, astutamente, a su estilo, vamos, consciente de la importancia de la motorista japonesa para el negocio, ha deshecho la alianza entre McLaren y Mercedes, precisamente para que Honda encuentre de nuevo el hueco que no supo localizar cuando decidió abordar su propio y maladado proyecto.

No sé a vosotros, pero a mí las piezas me encajan. Un nuevo proveedor de motores turbo resulta interesante se mire por donde se mire, y Bernie es muy mirado para estas cosas, así que a lo mejor y si no me equivoco, lo de McLaren Honda puede resultar en 2015 un auténtico revival, un renacimiento en todos los sentidos, para la de Woking, y para la propia F1.

Os leo.

No hay comentarios: