sábado, 9 de febrero de 2013

El gafe de Pedro


Fue ver montar a Pedro ayer en el F138, asistir a cómo daba el barcelonés una vuelta y media al trazado de Jerez, y que todos termináramos envueltos en la humareda que ocultaba la parte trasera de su vehículo.

Un problema en la caja de cambios de la máquina italiana, derivó en un pequeño incendio totalmente accidental que terminó con el monoplaza rosso varado en el arcén, pero no importaba, o mejor dicho, no parecía importar, porque inmediatamente se responsabilizó de tan lamentable circunstancia al manido mal fario que se dice acompaña a nuestro compatriota desde tiempos inmemoriales, con lo que se dio carpetazo al asunto y nos quedamos tan panchos.

Visto así, me preguntaba anoche si en vez de un problema mecánico, lo que le había sucedido a Jenson Button el martes pasado no habría sido fruto de su gafe, o si acaso lo que le ocurrió a Lewis Hamilton al día siguiente con los frenos de su W04, no tendría también su respuesta lógica en algo tan sencillo como la mala sombra.

Mal que queramos, a Pedro se le puso un sambenito como la copa de un pino cuando comenzó a sufrir percances en una escudería de mitad de parrilla para atrás (la Sauber de 2010), lugar, por otro lado, donde si no tienes un tropiezo tú, te lo propone el del al lado; y buscó definitivamente acomodo en nuestro acervo popular en su etapa como corredor para HRT, escudería que como es de sobra conocido, lejos de ser puntera, compraba en cada carrera una buena cantidad de boletos para tener problemas…

Pedro no tenía gafe cuando andaba en McLaren, allí, los problemas tenían nombre y apellidos y por supuesto, razones sensatas que los justificaban. Tampoco disfrutaba de mal fario en su etapa como probador para Pirelli, ni cuando retornó a la de Woking tras su breve pero intenso paso por Sauber. Siendo sincero, no recuerdo que tuviera mala sombra en Jaguar a pesar de lo rarita que fue aquella época, ni cuando condujo para Arrows, pero a lo que iba, en 2011, además de sus labores en McLaren, compaginó éstas con otras para Pirelli, y sustituyó a Sergio Pérez en el GP de Canadá —con Sauber, nada menos—, donde volvió a sufrir de gafe cuando se tocó con Jenson Button, no antes ni después, no, sólo en ese preciso momento.

El caso es que nuestro barcelonés, de tener mala sombra, cosa sobre la que honestamente dudo, la tiene en términos tremendamente positivos (sí, ya sé que es un contrasentido), porque para que nos entendamos: hace falta tener mucho mal fario del bueno para disponer de un curriculum como el que tiene Pedro, que en el supuesto ocaso de su carrera, cuando muchos lo daban ya por perdido para la competición, ha terminado firmando como piloto probador de Ferrari precisamente para enfrentarse a esas cosas que distinguen a los monoplazas de F1, y no sólo desde el simulador, sino sobre la pista, donde suelen romperse cuando están siendo probados, como le sucedió el martes a Jenson, o el miércoles a Lewis.

Llegado a este punto, me pregunto qué buscaba la de Maranello subiéndole al coche de este año, ¿aprovechar las notables virtudes de nuestro compatriota o comprobar si realmente sufre de mal fario?

Sospecho de qué iba la cosa, así que por la cuenta que me trae y aunque la festividad de Reyes ya queda un poco lejos, he cursado una carta por correo certificado y urgente a Sus Majestades de Oriente, por si hay todavía posibilidad de aprovisionarme para este año de una buena cantidad de gafe del que disfruta Pedro. Pero sólo de ése, que está visto que funciona.

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