jueves, 14 de julio de 2011

Salud mental


A cuenta del traslado de estudio que estoy realizando desde hace 15 días y que espero terminar este próximo fin de semana, me he acordado del bueno de Michael Schumacher más de lo que me gustaría, porque como él, estoy descubriendo músculos desconocidos en mi anatomía. ¡Me duele todo!

Dicen que la cultura no ocupa lugar, pero es mentira. Miro las cajas llenas de libros, y sé que es mentira.

En fin, me dejo de lamentos y me meto en harina, porque hoy quería charlar brevemente sobre la salud mental que están demostrando la afición y los profesionales a la hora de valorar la estupidez que cometió Red Bull con Mark Webber el domingo pasado, actitud hipócrita de la que se ha separado muy adecuadamente, a mi modo de ver, a Sebastian Vettel.

Por desgracia, en 2007, cuando el Nano militaba en McLaren, y a pesar de que el asturiano reiteró en varias ocasiones que no había nada entre él y Lewis Hamilton, sino que el asunto tenía sus raíces arriba (Ron Dennis), se vapuleó a nuestro compatriota de mala manera, convirtiéndolo en el quicio sobre el que se articulaba aquel follón que terminó como el rosario de la aurora, como todos sabemos.

Estamos acostumbrados a que el enfrentamiento real o ficticio entre dos pilotos sirva para paliar la pobreza del caudal de información técnica o estratégica, ofreciendo titulares tan sonoros como huecos, cuando la culpa suele estar arriba, siempre.

Las escuderías, con órdenes de equipo o sin ellas, gestionan sus recursos humanos en aras de conseguir unos objetivos dibujados mucho antes de que la temporada dé inicio, y acostumbran a utilizar todos los medios que tiene a su alcance para lograrlos. Por tanto, bien está que ante lo sucedido en Silverstone se haya reclamado coherencia a Red Bull, recordándola que el año pasado se rasgó las vestiduras como ninguna, valorando el adelantamiento de Alonso a Massa en Alemania casi como un delito de lesa majestad.

No obstante, este asunto en cuestión me ha hecho recordar aquel otro de Turquía, en el que Sebastian se llevó por delante a Mark, que derivó en el abandono del alemán, pero que ha quedado enmarcado para la historia por el feo gesto que éste dispensó a su compañero...

A la luz de lo ocurrido en el transcurso de 2010 y llevamos viendo en 2011, cada vez estoy más seguro de que Vettel sabía algo que los demás desconocíamos, y que muy posiblemente tenía que ver con que Webber decidiera a última hora no cumplir con algo que se había acordado en el briefing de la carrera. En aquel entonces, me temo, miramos demasiado al alemán y al australiano y nos olvidamos de hacerlo en la dirección correcta con la suficiente contundencia.

Os leo.

7 comentarios:

J. Arce dijo...

Lo de este fin de semana es tan escandaloso como lo de Austria 2002 ya que en ambos casos el piloto alemán llevaba una ventaja sobre el segundo casi imposible de remontar. Lo que me extraña de Webber es que a veces parece tan digno y otras tan indigno

csm dijo...

Bueno, aprobadas oficialmente o no, órdenes de equipo las ha habido siempre.
Respecto a Webber, me produce sensaciones contradictorias; por un lado creo que NO desobedeció, en Silverstone, las órdenes del muro, pero sí que quiso amagar al alemán en las últimas vueltas como diciéndole. "¿Ves, Sebastian?, si yo quiero, puedo, pero que quede constancia ante la grada, que no me dejan.
De ahí, luedo sus confusas declaraciones a "Autosport" alegando que él no había seguido las órdenes del muro, como queriendo proteger la dignidad que se acababa de dejar en el asfalto.
Parece un poco rebuscado pero, como el propio Mark añadía en la entrevista, nunca nos enteramos ni de la mitad de lo que pasa.
Un besote

silf1 dijo...

jaja bueno por algo dicen: piensa mal y acertarás.. sí lo de red bull es que se la dan de moralistas y son peor que todos, que no hablen y punto, saludos

Alexander dijo...

Te quedas corto pero los apuntes son extremadamente acertados.

Amulius dijo...

No deberíamos sacar las cosas de quicio. Éste año las órdenes de equipo están permitidas pero eso no cambia nada. Todos éstos años se han ejecutado de una forma más o menos velada. El problema es que como pasó con Michael y Barrichello, con Alonso y Massa y ahora con Vettel y Webber, resulta mucho más llamativo. Si viésemos órdenes de equipo en Hispania, en Sauber o en cualquier otro equipo de segunda fila, seguro que nadie se rasgaría las vestiduras de la manera en que se hace con los principales protagonistas del circo.

Alexander dijo...

No tiene que ver con quicios ni vestiduras. Tiene que ver con equipos que juegan con quien gana una carrera. Del campeonato ni hablo pues eso, de momento, es irrecuperable.

J-CAR dijo...

Hipótesis nº1:
Excesivo Dr. Marko. Tanto en la presión a la que somete a sus terneros en todos los escalafones del programa de Red Bull y la facilidad con que les corta la cabeza cuando no cumplen sus expectativas (Sainz Jr.: Marko me dijo que gane el campeonato y después hablaremos de mi futuro). Como en la sobreprotección a Seb. Ni la una ni la otra facilitan el aprendizaje. Sobreviven a base de “talento natural”, pero no es suficiente.
¡Saludos al anfitrión y a los invitados!