lunes, 7 de diciembre de 2009

Ominous Drums


Los vanos de los puentes siempre son sugerentes y tranquilos, aunque no estén cubiertos por arcos de piedra y sí amparados por una festividad civil y otra religiosa, como ocurre este primer lunes de diciembre.

Mientras voy devorando el terreno perdido durante el último mes y me vislumbro en lontananza en cuanto el trazado me lo permite, pienso en la cantidad de tonterías que arropan mi vida, y en ésta de escribir en delay como una de ellas. Por razones que no vienen al caso comencé a perder vuelta allá como a finales de octubre pasado. Un par de circunstancias familiares, la gripe, el cansancio, la faena, los ajetreos y los pormenores del trabajo, me llevaron a necesitar alejarme de todo esto, pero sin conseguirlo, porque cada mañana o cada tarde me encontraba apuntando en mi cuaderno de bitácora pequeñas cosas que de haber sido posible, o de haberme encontrado con ganas, habrían sido plasmadas aquí mismo, como viene siendo costumbre.

Manías de escritor. Lo he dicho algunas veces y tengo que admitirlo de nuevo, porque me he ido haciendo viejo incluso en esto de rodearme de sencillos avisos de que tengo miedo a que el tiempo se me escape de las manos. No me lo toméis a mal, ponerme a escribir sobre lo que pensé, ocurrió, o me ha ocurrido, puede parecer una señal de que no ando demasiado cuerdo si la actualidad fuese lo importante, pero no lo es. Así las cosas, uno recapitula y recuerda que tuvo la fortuna de cruzarse con un profesor de sicología que le dijo que la vida no tiene sentido si no eres leal contigo mismo, incluso cuando haces trampas o la atraviesas disfrazado de bufón, y se aplica como ha venido haciendo, y se pone a rellenar los huecos con la misma ilusión con que levantaría cada noche un nuevo texto, por encontrarlos ahí, en su justo momento, cuando el repaso o la añoranza aconsejen revisarlos. Bien mirado es un estupendo ejercicio literario, a fin y a cuentas escribir novelas trata de lo mismo, de encajar instantes sin que se perciba que el autor sabe de cabo a rabo la historia y su desenlace.

A lo peor es una menudencia, un sinsentido como otro cualquiera, una manía, como decía, pero necesito hacer este tipo de chorradas porque en el fondo me supone lo mismo que meter en una cajita de cartón una camiseta, un gorro y unos calcetines, con la ilusión de que haya quien los reciba y se los ponga para mitigar el frío. Y es que el invierno se presenta crudo, aunque intuyo que en primavera se nos habrá olvidado y volveremos la vista hacia lugares donde todo era cálido, esa F1, por ejemplo, que con tan buena mano ha retratado Alberto Ponno en la ilustración cuyo fragmento abre esta entrada.

Sí, quedan muchas cosas por descubrir, del antes y del después, y también del coño presente que a veces pesa como una maldita losa y nos impide ver que resulta edificante y hermoso soñar con que las cosas que haces sirven para algo, y que ésa es la auténtica razón de todo. Y sí, quiero sentir que a pesar de los pesares y de los desfallecimientos, he estado aquí para contarlo y también para vivirlo.

4 comentarios:

charly dijo...

Pues ale, un sprint y te pones al día ;)

me alegro.

un fuerte abrazo

charly

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

XDDDDDD Quedan todavía algunas vueltas y ya he empezado a pillar a los rezagados, en un par de giros estoy lamiendo el trasero a la cabeza XDDDD

Gracias, campeón ;)

Jose

csm dijo...

Ja,ja,ja! Acabo de leer -en un libro de Xavier Guix, altamente recomendable- que el autoengaño, tampoco es tan "malo" siempre que seamos conscientes de él, XDDD, a fin de cuentas si no fuera por esos "regalitos" a veces nos costaría levantarnos cada día... Y, para Trías de Bes, el autoengaño inconsciente es síntoma de inteligencia, siempre que ayuda a que el sistema funcione -hasta que deje de funcionar-.
Así que, ¡qué más da el delay, o la vista hacia atrás o hacia adelante si al final, uno llega para contarlo y vivirlo !! XDDDD.
Un besote;P

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenas tardes.

Concha ;) Creo sinceramente que merece la pena contarlo y vivirlo porque supone que estamos realmente donde estamos, con consciencia, y que lo que ocurre alrededor nos importa lo suficiente como para intentar atraparlo. De todas formas, ni me engaño, ni os engaño, engaño a la memoria, que no es lo mismo XDDDDD

Un besote

Jose